Amaia EREÑAGA
BILBO
Interview
ITZIAR LAZKANO
ACTRIZ Y DIRECTORA

«Como espectadora no veo peligro en el patio de butacas»

Itziar Lazkano (Portugalete, 1957) dirige “Palabrarismos” en Pabellón 6, justo cuando esta «fábrica teatral» situada en la Ribera de Deustu cumple diez años. Un aniversario que llega en un momento dulce, pese a la pandemia, para esta dama del teatro vasco.

Posa en medio del escenario, agachada entre el resto del equipo de “Palabrarismos”. De pie, Sara Barroeta, Nagore Navarro e Iñaki Urrutia, un trío de clown que, sin descanso, lanzan palabras e ideas al patio del público. Un engranaje bien engrasado: reír, pensar, perderse, no perder ripio. El disfrute del teatro en vivo. A los lados, el diseñador del vestuario Borja Hernández y el ayudante de dirección Diego Pérez Retes, rostro del “Vaya semanita” donde también pudimos ver a Lazkano. Actriz y directora, resumir la trayectoria profesional de esta portugaluja resulta cuando menos difícil, porque lleva sobre los escenarios desde los 80. Su pose desafiante, eso sí, sigue siendo la misma de aquella Ría cabaretera del “Bilbao Bilbao”, el musical de la compañía Karraka en el que La Otxoa nos libertó a todos. Falta Ramón Barea, el autor del texto de “Palabrarismos” y director de la versión de “El viaje a ninguna parte” con el que ambos regresan al Teatro Arriaga del 2 al 12 de setiembre.

“Palabrarismos” (hasta el 12 de setiembre en Pabellón 6) la conoce bien, porque la interpretó en los años 90.

Sí, fue uno de los últimos montajes de Karraka. Estábamos Esther Velasco, Ramón Ibarra y yo. El otro día, hablando de que los premios Rosa Agirre de Getxo habían desaparecido, de repente me acordé de que yo tengo un Rosa Agirre por este espectáculo. En este sentido ha estado muy bien poder dirigirlo desde otro punto de vista y luego he podido meterle cositas que lo han aligerado un poco, porque el texto, aunque es un juego lingüístico en clave de humor, tiene un punto didáctico que, con las pequeñas novedades que le hemos metido, ha cogido otro aire. En realidad, es una escena de hora y diez minutos, porque desde que entran no salen del escenario. Estoy muy contenta con el equipo: ahora no me puedo imaginar a otro diferente.

Se nota un trabajo fino de dirección. ¿Cómo se ha sentido dirigiendo, cuando la solemos ver como actriz?

He dirigido mucho cuando he estado de docente, pero este paso profesional lo di con “El nudo”, un texto de Patxo Telleria, y luego, con “La casa de Bernarda Alba”. He hecho cosas, pero se me han presentado más oportunidades como actriz. Aunque el trabajo de dirección me gusta mucho, sobre todo la distancia corta con las actrices y los actores, quizás también porque es donde más segura me siento. Me gusta este trabajo de dirección, porque es como imaginarte un puzzle de 5.000 piezas o bien un gran mural que va cogiendo forma y color día a día.

¿La veremos, por ejemplo, dirigiendo en el Teatro Arriaga?

¿Eso me lo propones tú? [risas]. Nunca se sabe, ¿por qué no? Ya estoy en ese camino y sí que es verdad que me gustaría dirigir más.

La pandemia fue dura, se paralizó el estreno de «Madre coraje» que usted protagonizaba. Pero ¿cómo está siendo el primer año pospandémico, hay una recuperación?

Sí, con dificultades, por supuesto. Yo no he parado de trabajar, porque como el Arriaga y Pabellón 6 empezaron a retomar espectáculos de pocos intérpretes, tuve suerte, porque Barea y yo teníamos el “Hoy, última función” y luego hicimos “Sabias ellas”. Fíjate, en plena pandemia he participado también en una película, que no sé cuándo se estrenará, y hasta estuve en la serie “Estoy vivo”. Ha sido un año increíble, de mucho trabajo. En este sentido me siento afortunada, pero no han sido tiempos fáciles para nosotros, para el mundo del espectáculo en general. Además, a nivel de aforos, siguen siendo tiempos complicados. Ahora mismo en Euskadi estamos al 35%, y a mí me parece que se queda un poco escaso. Como espectadora no veo peligro en el patio de butacas, de verdad: estamos todos protegidos con nuestra mascarilla, estamos atentos al espectáculo, no hablamos. Yo creo que el aforo podía subir un poco. Realmente, el peligro está en el escenario, cuando nos juntamos muchísimos actores y no hay pruebas, pero este no es el caso.

Y en medio, el aniversario de Pabellón 6. ¿No sé si se imaginaban que iba a durar tanto?

Llegó Pabellón 6 y fue como un aire fresco, donde se podía hacer teatro y se podían juntar los artistas de todos los gremios, y fue como un refugio maravilloso. Con trabajo e ilusión, día a día ha ido creciendo. La labor ha sido grande, porque con la Compañía Joven, más treinta y tantos espectáculos producidos… y, además, el público nos ha apoyado muchísimo, porque es verdad que sin público esto no hubiera tuviera el éxito. Yo creo que Pabellón 6 también lo han hecho los ciudadanos.