Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El sastre de la mafia»

Un traje hecho a medida

Ya sé que Graham Moore no es un debutante cualquiera, que le avala su trayectoria de oscarizado escritor y guionista, pero aún así su ópera prima en la dirección me parece deslumbrante, y se sale del grueso de la producción estadounidense reciente. Será por el elegante toque “british” de la película, que cuida al detalle todos y cada uno de los aspectos de la producción, con una sugerente banda sonora de jazz compuesta por Alexandre Desplat, la fotografía pictórica del gran Dick Pope, incluso en el cartel que homenajea a Saul Bass se aprecia la clase y el buen gusto cinéfilo. Todo eso está muy bien, pero lo que convierte a “The Outfit” (2022) en una sobresaliente pieza de cámara es su milimetrada escenografía teatral, al servicio de un reparto en el que actores y actrices están de diez, al no haber ninguna caracterización que pase desapercibida o no tenga su correspondiente impacto. Son una colección de rostros que se te quedan grabados, junto con los diálogos que pronuncian, y que son breves, llenos de miga.

Qué más se le puede pedir, si encima la intriga funciona, gracias a un perfecto equilibrio entre acción bruta e inteligencia deductiva. El calculador y flemático sastre británico tiene que lidiar con matones mafiosos, en un constante juego entre el poder de las armas y el poder de la persuasión mental. Un escenario perfecto para el cruce ideal entre el cine negro clásico de gángsters y el “whodonit” a lo Agatha Christie, debido a que hay un topo en la organización criminal y una noche de plazo para descubrir la oculta identidad del traidor o la traidora que vende información.

Mark Rylance domina de principio a fin la tensión del ambiente que se puede cortar con sus tijeras de corte y confección, y siempre tiene respuesta para todo, hasta para su traslado de Londres a Chicago, por culpa de la invasión de la moda vaquera a raíz del éxito de James Dean en “Rebelde sin causa” (1955).