Raimundo Fitero
DE REOJO

Podrido

Algo huele a podrido en el mundo del fútbol. Desde hace muchos años, pero actualmente están apareciendo muestras de corrupción por todas las grietas. Un negocio de estas dimensiones es muy propicio para la aparición de plagas de parásitos, comisionistas, apaños de partidos para reventar apuestas, abogados con intereses cruzados y todo tipo de delincuencia de cuello blanco o con olor a linimento. Quizás la mayor muestra de esta corrupción, de esta situación de descomposición sean las cifras que se manejan en los traspasos, los salarios que cobran algunas figuras de este espectáculo mediático, pero la máxima expresión de este estado degenerativo está en su clase dirigente, en los presidentes de los clubes, de sus asociaciones y de las federaciones en todos sus rangos.

Escribo desde Argentina, tierra donde existen dos dioses futbolísticos y un Papa que tiene fe por unos colores, donde el fútbol puede tapar en un noticiario los graves disturbios y saqueos que se están produciendo en sus ciudades por unas huelgas de los policías locales. Y es en un informativo donde enseñan la supuesta manipulación del secretario de la FIFA en el sorteo de grupos para el próximo mundial de fútbol a celebrarse en Brasil el próximo año, justo en el día en el que se pasan unas imágenes de extrema violencia, con resultado de muerte en un estadio brasileño. El vídeo del sorteo, comentado, parece dejar pocas dudas para la sospecha fundada de manipulación.

En paralelo, el presidente del Sevilla, José María del Nido va a ingresar en prisión por estar involucrado en todos los saqueos de las arcas de Marbella. ¿Recuerdan? Una saga de individuos con actitudes mafiosas que tienen en el fútbol su escaparate y su trinchera. Las aficiones parecen legionarios descabezados que solamente responden a impulsos primarios de himnos y consignas básicas. Y para terminar este recorrido urgente por algunos de los casos más inmediatos, al presidente del Barça, con problemas con Hacienda en Brasil, le acaban de acusar en la Audiencia Nacional por «distracción» de cincuenta millones de euros en el fichaje de Neymar. No es de extrañar tanta corrupción, estamos hablando del deporte Rey.