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Indignación por el trato degradante a inmigrantes en Lampedusa

Lampedusa vuelve a estar en el centro de la polémica tras conocerse el trato degradante dado a los inmigrantes en su centro de internamiento. Las imágenes grabadas por uno de ellos muestran cómo les arrojan chorros de agua con desinfectante mientras permanecen desnudos y a la intemperie. Bruselas amenazó con sanciones por esta práctica que, según denunció la alcaldesa de Lampedusa, se asemeja a la empleada en los campos de concentración.

La Comisión Europea denunció ayer las «condiciones espantosas» de muchos centros italianos de inmigrantes, entre ellos los de la isla de Lampedusa, y amenazó a Roma con sanciones.

«Ya hemos abierto investigaciones sobre las espantosas condiciones en muchos centros de detención italianos, incluyendo Lampedusa. No dudaremos en lanzar un procedimiento de infracción», aseguró la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmstrom, en un mensaje en su cuenta de Twitter. «Las imágenes que hemos visto son terribles e inaceptables», incidió.

Malmstrom reaccionó así a unas imágenes difundidas el lunes por la noche por la cadena pública italiana RAI2 sobre el trato recibido por los inmigrantes en el centro de retención de Lampedusa. En ellas se ve a decenas de inmigrantes en fila, desnudos pese al frío y a las corrientes de aire, mientras esperan a someterse a chorros de un producto desinfectante.

La Fiscalía de Agrigento (Sicilia), cabecera judicial a la que pertenece Lampedusa, informó ayer -Día Internacional del Migrante- de la apertura de una investigación sobre los hechos.

El diario romano «La Repubblica» recogió el testimonio telefónico de uno de los supuestos protagonistas del vídeo, el sirio Ahmed, quien comparó esa «desinfección» a la que fueron sometidos el pasado 13 de diciembre con una especie de túnel de lavado de coches de gasolinera.

«Reían, nos gritaban algo. Nos hicieron desnudarnos porque ellos no se acercaban, tenían miedo de la sarna. Descargaban agua muy fuerte sobre nuestros cuerpos. Nos dolía», indicó.

El periódico aseguró que el inmigrante sirio que grabó el vídeo ha recibido amenazas por parte de algunos trabajadores de la cooperativa por el miedo a ser despedidos por las imágenes que han dado, de nuevo, la vuelta al mundo y hecho sonrojar a los dirigentes italianos. El primer ministro, Enrico Letta, dijo estar «impactado» por estas imágenes, y prometió que se abriría una investigación «a fondo» y que el Gobierno «sancionaría a los responsables».

La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, denunció que esa práctica de desinfección es similar a la empleada en los campos de concentración. «Una práctica sanitaria no se hace a cielo abierto, pulverizando a los huéspedes, desnudos, con una manguera», lamentó. Aseguró que «Lampedusa e Italia entera se avergüenzan» de lo sucedido.

La presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, remarcó que se trata de un «acto indigno para un país civil. Las imágenes no pueden dejarnos indiferentes. Más cuando tienen lugar después de los trágicos naufragios de octubre», en los que murieron más de 350 personas, en su mayoría procedentes de Somalia y Eritrea, y que provocaron una ola de indignación en la comunidad internacional.

El PSOE propone usar drones en vez de cuchillas en Melilla

El PSOE planteó ayer en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados el uso en la valla de Melila de radares tecnológicos y de aviones no tripulados, como los drones, en lugar de las cuchillas instaladas nuevamente por el Gobierno español. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, respondió que el uso de drones no frenará la llegada de inmigrantes. «Nosotros sabemos que hay miles de personas procedentes de diferentes áreas geográficas próximas que quieren entrar ilegalmente en España, pero el problema no es detectarlos, sino impedir que entren ilegalmente en nuestro país y supongo que no será mediante aviones no tripulados como pretenden evitarlo», declaró.

El Arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, denunció que las alambradas equipadas con cuchillas en las vallas de Ceuta y Melilla «son síntoma de algo mucho más profundo y más terrible que las cuchillas mismas, la ideología que las sustentan». «No se trata solo de las concertinas, sino de que no se puede supeditar la vida y los derechos de las personas a la seguridad de otras: ellos no son inmigrantes irregulares, son simplemente emigrantes, quienes les hacen irregulares somos nosotros y privar de derechos a hombres mujeres y niños solo porque nosotros administramos un predicado es profundamente injusto», remarcó. GARA