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HRW y AI denuncian crímenes de guerra en la República Centroafricana

Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) denunciaron ayer, tras sendas investigaciones sobre el terreno, la comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad por parte de todas las partes en conflicto en la República Centroafricana.

La tensión sigue siendo máxima en Bossangoa, a 300 kilómetros al norte de la capital Bangui. A pesar del despliegue de soldados franceses, seguía habiendo saqueos e incendios. Entre rumores de masacres en la región, trabajadores humanitarios y oficiales del Ejército francés así como de las fuerzas africanas desplegadas sobre el terreno recibían informes advirtiendo de un inminente y masivo ataque de las milicias cristianas «anti-balaka» (anti-machete en la lengua local) contra el ex grupo rebelde Seleka y musulmanes.

«La situación empeora día a día. Estamos en alerta máxima», advirtió un trabajador humanitario en Paoua. Pese a una tentativa de reconciliación entre Seleka y los «anti-balaka» en esta pequeña localidad próxima a la frontera con Chad, rebeldes de Seleka realizaron disparos sin causar víctimas, y la milicias cristianas amenazaron con regresar para esta vez atacar.

Human Rights Watch (HRW) advirtió que el país ha entrado en un «ciclo de asesinatos y represalias» entre los antiguos milicianos de Seleka, principalmente musulmanes, y las milicias cristianas que podría descontrolarse. El director de emergencias Peter Bouckaert presentó ayer el informe de su autoría «Vinieron para matar: escalada de atrocidades en la República Centroafricana» en el que documenta el incremento de la violencia desde setiembre en la provincia de Ouham (norte) por parte de los anti-balaka, quienes han matado a cientos de musulmanes, quemado sus casas y robado su ganado.

Aunque estas milicias que incluyen a grupos de defensa locales y a soldados leales al derrocado presidente François Bozizé, se definen como «fuerzas de autodefensa», según HRW «sus acciones y retórica son a menudo violentamente antimusulmanas». Los investigadores de esta ONG han documentado varios casos de ejecuciones, como el de una madre que vio como estos grupos degollaban a su hijo de tres años y a otros dos niños, o el de un hombre al que los «anti-balaka» mataron, también degollados, a sus dos mujeres y sus diez hijos. Tras estos ataques, los antiguos Seleka en Ouham se retiraron a Bossangoa, donde actuaron en «venganza contra los residentes cristianos, asesinando a muchos de ellos y prendiendo fuego a sus casas, además de atacar a agricultores cristianos», relató.

Amnistía Internacional también denunció la comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad. «Los crímenes que se han cometido por todas las partes en conflicto incluyen ejecuciones sumarias, mutilación de cuerpos, destrucción de edificios religiosos como mezquitas y el desplazamiento forzoso de un número masivo de personas», aseguró el experto de AI en este país Christian Mukosa.

«No habrá ninguna posibilidad de poner fin a este ciclo de violencia hasta que las milicias se desarmen y se proteja de forma adecuada y eficaz a los miles de civiles en peligro», incidió.

EEUU envía a su embajadora en la ONU

La embajadora de EEUU ante la ONU, Samantha Power, llegó ayer por sorpresa a Bangui para pedir a los dirigentes centroafricanos que acaben con la violencia en el país. Power es la responsable estadounidense más importante que viaja a República Centroafricana, sumida en el caos desde hace meses y donde la violencia confesional ha dejado cerca de mil muertos en las dos últimas semanas.

«Las poblaciones de República Centroafricana corren un gran peligro y tenemos toda la responsabilidad de alejarlas del abismo», dijo la diplomática estadounidense el miércoles durante una conferencia telefónica organizada por la prensa en Washington, hablando desde Abuja, donde se entrevistó con el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan.

Power, que viajó junto a la secretaria de Estado adjunta Linda Thomas-Greenfield, se reunirá con el presidente centroafricano de transición y exjefe rebelde Seleka, Michel Djotodia, y con altos mandatarios musulmanes y cristianos. La administración estadounidense advirtió de una situación de «pregenocidio» en el país y del carácter «cada vez más confesional» de los «atroces» actos de violencias perpetrados contra los civiles. GARA