Raimundo Fitero
DE REOJO

Incendio

Un canal chileno que se ve en diferentes lugares de Latinoamérica en las plataformas de pago estuvo con un programa especial en vivo y directo a pie del espeluznante incendio en Valparaíso. Reconforta ver este tipo de despliegues, con interferencias técnicas y problemas de toda índole, pero con las cámaras y los reporteros allá donde están sucediendo las cosas. Un estilo muy espectacular, en ocasiones agresivo y asistimos al repunte del incendio, las llamas que aparecen por detrás del montículo, los vecinos corriendo, los bomberos asustados, la reportera atrapada por el miedo.

Es una barbaridad lo de este incendio y al verlo de esta forma causa pavor, desasosiego, acongoja. El relato in situ, de un ciudadano que ha visto devastada su casa, su cosas y que señala que solamente ha podido salvar: «El perro, un pájaro y un conejo», quita el aliento. ¿Por qué ese hombre salvó esos animales y no su documentación, sus fotos, su ordenador si es que tenía? En vivo y en directo, directo, las quejas a las autoridades se convierten en amenazas, en petición desesperada de ayuda, de colaboración ciudadana. Y los profesionales se ven trajinando con sus coche-bomba, sus mangueras, agotándose ante nuestros ojos. Un incendio pavoroso, que ha causado más de una docena de muertos. Y sigue y repunta.

Vemos en otro canal, casi simultáneamente, noticias de un terremoto sufrido en una región de Nicaragua que ha afectado a otros países colindantes. Hacía unos días que en el norte de Chile había habido otro terremoto. Y en ese canal de nombre Telemundo, al grafista, no se le ocurre otra cosa que poner Nicaragua , en Chile. Pidieron perdón al rato, pero estos despistes no añaden humor a la situación si no tragedia por comprobar la falta de rigor, el poco nivel con el que se hace la información en general y en particular la televisión.

En el canal CNN con eñe superpuesta, es decir todo en español, sentimos lo que es el acoso imperialista, la cruzada neoliberal llevada a la náusea. Están en una actitud similar a los cafres de las televisiones ultras de la TDT, pero con mejor estampa, más sibilinos, más peligrosos. Pero las mismas obsesiones.