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El Gobierno de Kiev sufre nuevos reveses en el sudeste sublevado

El Gobierno de Ucrania surgido de las movilizaciones de Maidan, con el Ejército ruso a un paso de sus fronteras, sufrió ayer nuevos reveses en el sudeste del país: los manifestantes prorrusos tomaron la radiotelevisión de la región de Donetsk y el Servicio de Seguridad admitió la captura de tres de sus oficiales por las milicias prorrusas. Todas las esperanzas de Kiev están puestas en el efecto que puedan tener las nuevas sanciones contra Rusia que anuncia EEUU.

La toma de la radiotelevisión se produjo tras un mitin en la plaza Lenin de Donetsk en respaldo del referéndum sobre la autonomía de la región homónima convocado por los prorrusos para el 11 de mayo, consulta declarada ilegal por las nuevas autoridades de Kiev. Los manifes- tantes derribaron uno de los portones e ingresaron en el recinto de la radiotelevisión, donde izaron la bandera de la «República Popular de Donetsk».

Los policías que custodiaban la sede de la radiotelevisión abandonaron el edificio sin oponer resistencia a los manifestantes, como se pudo apreciar en imágenes transmitidas en directo por internet. «¡Donetsk es una ciudad rusa!», «¡Crimea, Donbass (cuenca hullera de Donetsk), Rusia!», «¡Rusia, Rusia», coreaban los participantes.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) admitió que tres de sus oficiales fueron capturados por las milicias prorrusas después de que medios digitales difundieran de imágenes de los detenidos. Los oficiales se encuentran en las dependencias del Servicio de Seguridad de la ciudad de Slaviansk, el bastión de la sublevación prorrusa en el sudeste de Ucrania. Con los ojos vendados, descalzos y en ropa interior, los detenidos -el teniente coronel Rostislav Kiyashko, el mayor Sergei Potemski y el capitán Yevgeni Varisnki- fueron exhibidos ante las cámaras de televisión.

Según los prorrusos, la misión de los oficiales del SBU consistía en secuestrar a uno de los líderes de las protestas contra el Gobierno de Kiev en la región de Donetsk.

La milicias prorrusas, dueñas de la situación en Slaviansk, permitieron ayer al coronel alemán Axel Schneider, uno de los siete inspectores militares europeos retenidos desde el viernes en dicha ciudad, hablar con la prensa. Schneider declaró que él y sus colegas no se consideran «prisioneros», sino «huéspedes» del autoproclamado alcalde de esa ciudad. Sin embargo, reconoció que no saben cuándo podrán regresar a casa.

Inmediatamente después de su detención, los inspectores militares europeos, que no forman parte de una misión de la OSCE pero actúan bajo su amparo, fueron acusados por las milicias prorrusas de espionaje en favor de la OTAN.

El Gobierno de Ucrania anunció que el secretario general de la OSCE, Lamberto Zanier, llegaría ayer por la tarde a Kiev en el marco de los esfuerzos para liberar a los observadores militares europeos. Sin embargo, la OSCE lo desmintió.

Aunque las autoridades ucranianas aseguran que la «operación antiterrorista» lanzada la semana pasada en el sudeste sigue en marcha, su intensidad es mínima, posiblemente debido a la poderosa presencia militar rusa junto a las fronteras orientales de Ucrania. A juzgar por el desarrollo de los acontecimientos, todas las esperanzas del Gobierno de Kiev están puestas en el efecto que puedan tener las nuevas sanciones contra Rusia que EEUU y sus aliados adoptarán próximamente.

Las sanciones pretenden atacar la fortuna personal de Putin

Las nuevas sanciones que la administración Obama planea imponer a Rusia, quizá hoy mismo, buscan cerrar el círculo alrededor de la supuesta fortuna personal del presidente Vladimir Putin, que podría oscilar entre 29.000 y 51.000 millones de euros, según el diario «The New York Times».

Durante años, la hipótesis de que Putin posea una fortuna oculta ha intrigado a analistas, opositores y agencias de inteligencia. Según el diario neoyorquino, si se confirmase que Putin posee una fortuna de esas dimensiones, podría ser el presidente de Estado más rico de la historia. Uno de los objetivos de Obama al imponer las sanciones era Gennady N. Timchenko, propietario de una parte de una empresa de intercambio de mercancías, el grupo Gunvor. Barack Obama y su equipo sabían que las sanciones aplicadas a Timchenko llamarían la atención de Putin, ya que el presidente ruso «posee inversiones y acceso a los fondos de Gunvor».

La nueva batería de sanciones que Washington está preparando pretende enviar un mensaje muy directo: el presidente de EEUU sabe dónde tiene el dinero Vladimir Putin y podría atacarle mediante las sanciones a personas de su entorno, de acuerdo con fuentes del medio.

El Ejecutivo norteamericano no ha impuesto sanciones directas contra Vladimir Putin ya que, de hacerlo, se produciría una escalada en la tensión nuclear, según el relato del «New York Times». Sí que esperan que las sanciones a personalidades cercanas a Putin, como a Timchenko y otros magnates, llamen la atención del presidente ruso. GARA