Raimundo Fitero
DE REOJO

Las bragas

Empieza el curso político con las bragas de Cristina Pedroche como bandera de enganche a una nueva moral televisiva que acabará convirtiéndose en un punto de debate general. Bueno, algún periódico y noticiario televisivo abren sus ediciones con la crisis deportiva e institucional en un equipo de fútbol que se va disolviendo en la incapacidad de sus nuevos directivos para hacerse cargo de una entidad que, dicen, es más que un club y que por su posicionamiento aparentemente soberanista ha sido bombardeado por tierra, mar y hacienda para buscar un desequilibrio social y público que ha tenido un efecto demoledor.

Tengo una opinión formada sobre la manera que se trata a las mujeres en las televisiones. Acabamos de sufrir unas campañas publicitarias en donde los clichés machistas, las bellezas canónicas, el cuerpo de la mujer y, esto es obvio, el del hombre guapo, cachas, musculado, con tableta en sus pectorales y una barba bien cuidada, también, forman parte del discurso. O son el discurso. No sabemos qué venden, pero se les asocia a un perfume, un coche, un seguro o unas pastillas para el resfriado. Parece que estemos en un momento regresivo en este aspecto, pero la cuestión tiene, también, otros matices.

Yo he escuchado a la tal Pedroche reclamando su libertad para vestirse como le diera la gana. Ella se ha convertido en agente protagonista del vestido de las uvas. Y del gesto premeditado que las transparencias dejaron ver que no llevaba nada de color rojo. Un gag, una excusa. Sí, pero ya que nos ponemos las bragas que llevaba pueden considerarse como muy recatadas. El morbo, la carga de la prueba la puso el que miró, el que babeó, el que imaginó y la utilización posterior en redes sociales y medios de comunicación del asunto. Es decir, la provocación tuvo efecto. Y, sí, es cierto, produce cierta grima que ellas, en todas las cadenas, pasaran frío, para entendernos, y ellos fueran bien tapados. Una táctica, una costumbre que viene como resultado de una idea retrógrada de la búsqueda de audiencias muy cuestionable, denunciable, sí. Pero las bragas no son el problema principal. Es el conjunto de roles que se les da a las mujeres en televisión.