Raimundo Fitero
DE REOJO

Nivel tres bajo

Conmociona sin paliativos comprobar la meticulosidad militar utilizada por los ejecutores de la matanza en la sede de la revista satírica «Charlie Hebdo». Han asesinado impunemente a periodistas, dibujantes, humoristas, cronistas de la vida social y política desde el prisma de la acción inteligente y el análisis no lineal. La sátira como arma contra el fanatismo, contra los dogmas perniciosos, contra la barbarie. Cuando suceden estos acontecimientos entran demasiadas dudas. Se agitan demasiados fantasmas. Las palabras se envenenan. Los sentimientos se lastran con emociones que vienen de la oscuridad de la doctrina oscura de tantos años de estigmatización y violencia verbal e ideológica latente.

La primera impresión es demoledora. Las primeras imágenes que vimos de este suceso nos dejaron sin respiración. Tomadas desde una azotea se veía como uno de los asaltantes remataba con precisión científica a un policía herido en el suelo. Voces, carreras, un coche esperando. Parece una ficción. Demasiada nitidez, demasiada concreción. Y esas imágenes que han dado la vuelta al mundo, aparecen en la misma cadena mutiladas; se suprime el momento de la ejecución sumarísima del policía. Desaparecen para volver a aparecer. No hay un criterio único de cómo tratar estos asuntos. Son imágenes duras, hirientes, desmoralizadoras, pero son la realidad, son un documento. O eso parece.

En esas estábamos cuando aparecen las declaraciones, las proclamas tópicas, y de entre ellas nos quedamos con una banalidad, un acto inútil, una redundancia, Fernández Díaz, anunciando que se pasaba de una alerta antiterrorista de nivel dos alto, al nivel tres bajo. Y se quedó tan ancho. Lo hizo con tono de gran estadista. Y se sucedieron los comunicados, las declaraciones, la consternación. Es un evidente, ataque a la Libertad de Expresión. Y muchas más cosas; se trata de inculcar el miedo a los que piensan, dibujan, opinan, y ayudan a los demás a mirar de otra manera esta realidad que parece de ficción. Nos tememos lo peor, que este acto criminal sea utilizado para justificar más policía, más represión, más islamofobia, más tensión, más miedo. Nivel mil alto de mierda.