Raimundo Fitero
DE REOJO

Misión cumplida

Puede que el episodio vivido casi en directo con alteraciones en la señal televisiva por necesidades de ocultación de los sucesos de París no sea un guión perfecto. Que quizás tengamos precuelas y secuelas ya preparadas y con alternativas en el guión a punto de saltar a nuestras pantallas. Era evidente que todo debía acabar de la manera que acabó, con la aniquilación de los asaltantes. No había que dejar rastros, ni testigos, ni nadie que pudiera explicarse. Por lo tanto, el mensaje que se debe descifrar de todo lo que está aconteciendo posteriormente es que todo está en perfecto desorden, que se han cumplido los objetivos.

No son suspicacias, ni obsesiones paranoicas, pero conforme se van conociendo más mentiras sobre lo sucedido aumenta de manera directa la incredulidad, o al menos no encajan muy bien los detalles. Obviamente, para la Fiscalía de París, las personas muertas en el híper fueron asesinadas por el muerto, no por las fuerzas que liberaron a tiros a los secuestrados. En la imprenta, había un empleado escondido que ayudó a que se produjera el desenlace y avisó el momento propicio diciendo en un sms, «están rezando». Y se dio la orden de ataque. A la prensa se la mandó lejos para que no haya imágenes. Se dice que uno de los hermanos llevaba una cámara, ¿dónde están esas imágenes? ¿Las conoceremos? ¿Las están editando y haciendo los insertos correspondientes para que cuadre el mal relato oficial?

Lo cierto es que se escuchó con urgencia a Fernández Díaz decir que había que cambiar la ley para poder combatir este «nuevo terrorismo», que el propio ministro del Interior francés, dijo que se habían aprobado medidas excepcionales en ese momento, y que hay una reunión de ministros del Interior para incrementar las medidas represivas. Que, se anuncia a los presentes, son de aplicación universal. Una ley no es para quien crea en Alá o en la independencia vasca, sino que se aplica a quién interesa aplicar. Todo ha acabado en un desorden democrático programado. Un incremento de la represión y recorte de libertades y repunte de todas las extremas derechas occidentales. Alguien se frota las manos y dice eufórico: «Misión cumplida».