Anjel Ordóñez
Periodista
JO PUNTUA

Brechas salarial y suntuaria

Cuanto mayor es la brecha entre clases, más se difumina la de géneros. Pero eso es porque, cuando el dinero rebosa, de la ecuación desaparece una variable fundamental: el trabajo

Euskal Herria tiene el lamentable orgullo de ocupar una de las plazas más elevadas en el ranking de eso que se ha dado en llamar «brecha salarial», concepto que define y cuantifica la diferencia que existe entre lo que ganan los hombres y lo que ganan las mujeres por desarrollar exactamente el mismo trabajo, tuerca arriba o tornillo abajo. Por esa brecha cada día más dilatada se escapa mes a mes más de una cuarta parte de la nómina de las trabajadoras, quienes a final de año, si quieren cobrar lo mismo que los del pene, tendrán que haber fichado una media de ochenta días más.

En euros, y según los últimos datos de los que dispone el observatorio para el desarrollo socio-económico de Euskal Herria Gaindegia, en 2005 una mujer ganaba una media de 6.417 euros menos que un hombre; y en 2012, la brecha se amplió a 7.688 euros. La crisis, dicen algunos. Matemática penal, digo yo. En los últimos años se contrata a más mujeres que a hombres, pero precisamente porque sale más barato. Y cada vez más, con tendencia a infinito (gratis). Otrosí, el 90% de esos contratos son temporales y las condiciones, esclavistas. Un par de pinceladas más: cuatro de cada cinco personas que trabajan con jornada reducida son mujeres; apenas el 30% de los puestos de dirección y gerencia están ocupados por mujeres. ¿Crisis o apartheid?

Cambiemos de lente. La Hacienda Foral de Gipuzkoa ha publicado en su página web los datos relativos al Impuesto sobre las Grandes Fortunas de 2013. Una exhaustiva radiografía de esos a los que llamamos «ricos» dice que en el herrialde viven 7.878 millonarios. De ellos, 289 amasan una fortuna superior a los siete millones de euros (cada uno, no entre todos). Son los muymillonarios. Eso es lo que revela la radiografía; si se pudiera hacer una resonancia o una tomografía computerizada...

A lo que iba. Un dato muy significativo de la estadística financiera de la opulencia señala que, de toda esa exuberante abundancia guipuzcoana, el 51% está en manos de mujeres, a cuyo nombre está más del 55% de los bienes inmuebles del territorio y el 93% de los objetos de arte y antigüedades. Cuanto mayor es la brecha entre clases, más se difumina la de géneros. Pero eso es porque, cuando el dinero rebosa, de la ecuación desaparece una variable fundamental: el trabajo. O eso creo yo.