Raimundo Fitero
DE REOJO

Paz

Probablemente sea uno de los instantes de acontecimientos de política internacional más inverosímiles esta propaganda que le dan a las negociaciones de paz entre el Estado colombiano y las FARC. Dan ganas de escribir siempre la palabra Paz con mayúsculas, pero uno siente cierto rubor al manosear ideas tan bellas, conceptos tan esperados, circunstancias tan propicias para el arreglo de los contenciosos alrededor de una mesa de negociación y con el apoyo de instituciones, entidades, organizaciones internacionales que apoyan, acompañan, propician esa búsqueda de la Paz sin objeciones ni reparos buscando el bien general.

Pero tendremos que referirnos a la paz así, en rango cotidiano y habitual, porque parece una especie de exabrupto, una auténtica maldad que desde el rey al último cantamañanas de cualquier tertulia de los paniaguados de ideas planas aplaudan lo que están haciendo el presidente Santos, y se nieguen a dar pequeños pasos, gestos, para consolidar la paz en Euskal herria. Todo lo que aplican, con buen criterio he de decir, a las conversaciones para lograr el acuerdo, podría trasladarse sin matices al caso vasco y se resolverían muchos tumores enquistados y se lograría cortar el sufrimiento de tantas personas que siguen afectadas por la cerrazón de los gobiernos en dar una salida lógica y legal.

Está claro que deben estar presentes los generales, es decir, el Ejército colombiano. ¿Cómo no va estar si tienen tanto que decir, aportar, negociar? Existen voces colombianas que reniegan de este proceso de paz, son los que tienen más que callar, los que tienen que esconderse por sus implicaciones directas en la violencia estatal y para-militar. Uno escucha esas voces colombianas y le suenan reconocibles, su discurso es exactamente el mismo de quienes aquí impiden la paz, pero que, esta es la paradoja, salen en las fotos de apoyo al proceso foráneo. El tamaño importa y se trata de magnitudes económicas las que han movido la conciencia y la opinión, al menos de forma pasajera. Va nuestro apoyo total al proceso colombiano y urge encontrar soluciones al conflicto vasco, especialmente desde el Gobierno de Urkullu, para sellar la paz justa.