ION TELLERIA
DONOSTIA

Los límites del fotoperiodismo, de nuevo, en el centro de la polémica

El rotativo estadounidense ‘The New York Post’ llevaba a la portada de su edición de ayer la fotografía de un hombre poco antes de ser arrollado por el metro de Nueva York. «¿Pudo el fotógrafo ayudarle en vez de hacer la foto?», es la pregunta que vuelve a abrir el debate sobre los límites del periodismo.

Portada de este martes del ‘The New York Post’
Portada de este martes del ‘The New York Post’

La imagen que acompaña este artículo es la portada de este martes del ‘The New York Post’. Tal como relata el titular, el hombre que se aprecia en las vías del metro de New York está a punto de ser arrollado por el tren. El hombre se llamaba Ki Suk Han y falleció en el acto.

La fotografía es de R. Umar Abbasi, fotógrafo freelance que hoy mismo ha explicado en el citado medio que no tuvo oportunidad de ayudar a la víctima. Afirma que «no podría haber llegado hasta el hombre; si pudiese lo haría. Pero el tren venía más rápido de lo que yo podría llegar allí». El fotógrafo se defiende, además, recordando que «había gente cerca de la víctima y no hicieron nada para ayudarle».

Pero la mayoría de los lectores del rotativo neoyorquino no ha centrado su crítica en la gente, sino en la actuación del fotógrafo. Entre los comentarios de la noticia una usuaria le responde que prefirió «aprovechar para hacer la foto» y que su «único interés era el dinero».

La crítica ha sido, está siendo, masiva en las redes sociales. Basta con introducir ‘new york post’ en el motor de búsqueda de Twitter para comprobarlo.

El ejemplo de Kevin Carter

No es la primera ocasión en la que se produce este debate, ni será la última. Entre los numerosos ejemplos que podríamos encontrar, fue muy sonado el caso de Kevin Carter. En 1993 le otorgaron el premio Pulitzer por una fotografía tomada en Sudán, en la que se mostraba a un niño hambriento defecando y un buitre al acecho. Las críticas fueron numerosas contra el fotógrafo por la supuesta indiferencia que mostró. Carter respondió que la tribu del niño se encontraba a escasos 20 metros.

El niño de la fotografía murió, al parecer, muchos años más tarde por fiebre. Carter se sucidó un año después. En su última nota alegó varios motivos, entre los que destacaba los económicos. Pero también pesó lo vivido como fotógrafo en varias situaciones extremas: «Ante todo, he de decir que lo siento, he llegado a un punto en el que el dolor de la vida supera con creces a las alegrías (...). Me persiguen los recuerdos de las masacres y los cuerpos».