El desplazamiento de Servini y la posibilidad de imputar a tres exministros franquistas (Rodolfo Martín Villa, Fernando Suárez y José Utrera Molina, suegro del actual ministro español de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón), son dos de las principales conclusiones expuestas por la delegación.

Los testimonios de Merçona Puig Antich, Andoni Txasko y Pablo Mayoral, que pudieron testificar durante la última semana en el juzgado argentino, resultan claves a la hora de formalizar la imputación. Txasko relató la represión policial que causó la muerte de cinco trabajadores en Gasteiz el 3 de marzo de 1976, Puig Antich dio testimonio sobre la ejecución de su hermano, Salvador; mientras que Mayoral habló sobre su propia condena a la pena capital.

Los relatos de primera mano, junto a la documentación aportada por los querellantes (como, en el caso de Txasko, una pericial sobre el ojo que perdió durante las cargas en Gasteiz) busca poder sentar en el banquillo a los tres exministros de la dictadura, que seguirían a Antonio González Pacheco, expolicía español y Jesús Muñecas, antiguo Guardia Civil, ya imputados. Estos declararon la semana pasada ante el juez Pablo Ruz, en la Audiencia Nacional española, que tiene sobre la mesa la petición de extradición formulada por Argentina.

Sobre la visita de Servini, fuentes cercanas a la plataforma estatal de apoyo a la querella indicaron que la juez podría viajar al Estado en la próxima primavera, aunque se trata de un proceso que también debe de aprobar la judicatura argentina. Con el viaje, la magistrada buscaría también reactivar las declaraciones por videoconferencia, paralizadas desde el 8 de mayo, cuando las presiones del Gobierno español lograron frenar los testimonios cuando las víctimas ya se encontraban en el consulado argentino de Madrid.

Otro de los objetivos que buscan ahora los querellantes es lograr que el país en el que se está desarrollando la querella se persone como parte en la causa contra el franquismo. Esto implicaría una mayor presión diplomática para el Estado español, que hasta el momento ha respondido con diversas trabas. En este sentido, los participantes en la visita han destacado la acogida recibida en diversas instituciones argentinas, como el Parlamento. Tras la visita a Buenos Aires y con el número de querellantes aumentando cada semana, los próximos pasos quedan en manos de la juez Servini.