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PARÍS

Los socialistas de Hollande se exponen a un varapalo, pero podrían ganar París

Con un índice de aprobación de solo el 19 por ciento, Hollande podría perder una gran cantidad de circunscripciones en estos comicios, y tal es la amenaza que representa el FN que el primer ministro Jean-Marc Ayrault ha pedido a la oposición conservadora de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) que apoye al socialismo en un esfuerzo conjunto para impedir la victoria del Frente de Le Pen.

Incluso los propios asesores de Hollande aventuran el descontento de la población, al pronosticar solo un 55 por ciento de participación, diez puntos por debajo de lo normal. El récord de abstención del 33,5 por ciento alcanzado en los comicios locales de 2008 podría ser superado seis años después.

Los socialistas mantienen su ventaja en París, donde Anne Hidalgo podría convertirse en la primera alcaldesa de la capital tras el fracaso de los esfuerzos de la candidata conservadora Nathalie Kosciusko-Morizet para atraer a los sectores más «bohemios y burgueses» (los bo-bo) a sus filas.

La presencia conservadora se sentirá especialmente en Marsellla, donde el candidato de UMP Jean-Claude Gaudin, aspira a revalidar su alcaldía.

Priimera vuelta

En la gran mayoría de los colegios electorales se podrá votar hasta las 18.00 horas, aunque en las grandes ciudades ese horario se prolonga dos horas más.

En estos comicios, que concluyen con una segunda y última vuelta el próximo domingo, se eligen en realidad a los miembros del consejo municipal de los más de 36.000 pueblos y ciudades del Estado francés, pero los resultados determinan el nombre del alcalde, puesto que este corresponde al que encabeza la lista vencedora.

En los municipios de más de 3.500 habitantes, si una lista obtiene más de la mitad de los votos en esta primera vuelta, consigue automáticamente la mitad de los concejales en juego, y la otra mitad se reparten proporcionalmente entre las que hayan conseguido al menos un 5 por ciento.

Si ninguna obtiene esa mayoría absoluta, pasan a la segunda vuelta las que hayan logrado al menos un 10 % de los sufragios.

Se trata de la primera prueba electoral del presidente galo, François Hollande, y del Ejecutivo de Jean-Marc Ayrault desde su llegada al poder en mayo de 2012.