La decisión del técnico holandés y su preparador de porteros, Franz Hoek, de relevar al arquero titular Jasper Cillessen por Tim Krul en el último minuto de la prórroga ante Costa Rica impactó a propios y extraños. Una apuesta sin duda arriesgada, ya que durante su estancia en la Premier, el meta del Newcastle apenas había atajado dos de los veinte penaltis que le habían lanzado. Eso sí, detuvo el último a Frank Lampard. No obstante, la confianza del cuerpo técnico oranje fue total. Más allá de la fama que Krul se había ganado en las categorías inferiores como especialista, el combinado tulipán tiene un enorme interés por los estudios científicos y matemáticos relacionados con los penaltis, que luego intenta llevar a la práctica.

Eliminados del Mundial de 1998 y de las Eurocopas de 1992 o 2000 desde el punto fatídico, en la antesala de la final de la Copa del Mundo de 2010, la Federación Holandesa contactó con el bilbaino Natxo Palacios-Huerta para recabar un completo informe en torno a las características y probabilidades de los lanzadores de penaltis de la selección española. Profesor de la London School of Economics, desde 1995 analiza los disparos efectuados desde los 11 metros en las principales competiciones. Su archivo recoge más de 14.000 chuts.

Se estudia absolutamente todo. Dependiendo de si el futbolista es diestro o zurdo, qué lado elige, hacia donde se lanza habitualmente determinado portero, a qué altura para más penaltis, e incluso la importancia del color y tipo de camisetas. Una minuciosa labor en la que, entre otros, le acompaña José Apesteguía, profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Antiguo jugador del Barakaldo, Palacios-Huerta también trabaja para el Athletic -aunque no parece que los futbolistas rojiblancos le hagan mucho caso, ya que han marrado 29 penaltis en los últimos 10 años- e Ikerbasque, y en 2003 publicó su trabajo «Profesionals Play Minimax». Sigue la Teoría de Juegos del premio Nobel John Forbes Nash, rama de la economía que estudia las decisiones en las que para que un individuo tenga éxito se han de tomar en cuenta las resoluciones adoptadas por el resto de los agentes que intervienen en la situación. Hace escasos meses ha publicado «The Beautiful Game Theory», una obra que busca indagar en cómo el fútbol puede ayudar a los economistas en su labor. El documento ha suscitado el interés de importantes medios de comunicación, como el New York Times.

En 2010, el sociólogo holandés Simon Kuper y el decano de Cass Bussiness School de Londres, Stefan Szymanski, publicaron el libro «El fútbol es así». En el mismo daban a conocer la importancia del trabajo del economista bilbaino en la final de la Champions League que disputaron Chelsea y Manchester United en 2008. La cita, como no podía ser de otra manera, se decidió desde el punto de penalti.

Una mezcla entre la torpeza, el azar y el embarrado césped del estadio Olímpico de Moscú provocaron que John Terry resbalase en el momento decisivo y enviase su lanzamiento al poste, lo que dio su tercera orejona a los red devils. Sin embargo, el conjunto londinense había estudiado de forma exhaustiva todos los detalles vinculados a la tanda. Un profesor israelí de Económicas y Matemáticas mantenía una relación de amistad tanto con Palacios-Huerta como con el entonces entrenador blue Avram Grant. Puso a ambos en contacto y el Chelsea recibió un completo informe sobre el Manchester United. Entre los datos analizados se encontraba el hecho de que la mayoría de penaltis que paraba Van der Sar iban a media altura, que cuando el lanzador era diestro el holandés siempre se lanzaba a la derecha, o sobre las veces que Cristiano Ronaldo fallaba tras detenerse en su carrera.

La enigmática nota de Kopke

Futbolistas como Belletti o Michael Ballack hicieron caso a los consejos del profesor vasco tirando alto o a la izquierda, mientras que Nicolás Anelka prefirió no seguir la teoría y falló. Se calcula que el Chelsea dejó de ingresar alrededor de 100 millones de euros tras perder la final de la Champions en Moscú. No es de extrañar que el jugador alemán tomase en cuenta las informaciones del documento de Palacios-Huerta, ya que durante el Mundial de 2006 su selección también había contado con un apoyo similar.

Fue en los cuartos de final que enfrentaron a los germanos con Argentina, donde el entrenador de porteros, Andreas Kopke -aún hoy en la selección-, entregó una enigmática nota a Jens Lehmann. Más tarde se supo que era un papel arrancado de un bloc del hotel de concentración del equipo en el que se especificaba hacia qué lugar solían chutar los penaltis siete futbolistas de la albiceleste.

La particular chuleta incluía los nombres y dorsales de los futbolistas argentinos, ya que Kopke no estaba del todo seguro de que su portero identificase a los rivales. Lo cierto es que únicamente dos de los jugadores mencionados en dicha lista lanzaron, pero Lehmann hizo caso a los apuntes y logró parar el disparo de Ayala y acertar la dirección del de Maxi Rodríguez.

Muchos años antes y también en el fútbol holandés, el que fuera entrenador del PSV Jan Reker comenzó a crear miles de fichas con una gran cantidad de datos sobre diferentes futbolistas. Uno de los que incorporaba a sus apuntes era la forma en la que chutaban los penaltis. Conocedor de la existencia de esa base de datos, el portero de la selección oranje en los ochenta Hans Van Breukelen consultaba a Reker los datos de sus contrarios antes de los partidos internacionales. No le fue mal, ya que en 1988 paró sendos lanzamientos en las finales de la Copa de Europa y la Eurocopa.

Lo que resulta más complicado es encontrar precedentes en torno a la decisión de cambiar al meta para disputar la tanda de penaltis. Uno de los pocos se encuentra en el encuentro entre el Racing de Olavarría y el Deportivo Roca de la Tercera división argentina en 2011 y que fue recogido para el documental «Camino a la gloria». Entonces, el técnico del equipo local hizo lo mismo que Van Gaal ante Costa Rica y también acertó.