Iñaki TELLERIA

Eurodisney se une a la crítica situación de los parques temáticos en el Estado español

Una recapitalización de 1.000 millones de euros por parte de la empresa matriz estadounidense The Walt Disney Company va a reducir la deuda de 1.700 millones que arrastra Eurodisney y que según su presidente, Tom Wolber, se debe al «deterioro del entorno económico». Esta operación financiera ha ofrecido luz sobre la delicada situación de muchos parques, muy especialmente los que existen en el Estado español, todos ellos en crisis.

La recapitalización de Eurodisney pretende hacer frente a la crítica situación financiera de la compañía, cuyos resultados empeoraron en la primera mitad del año por la notoria disminución del número de visitantes.

El plan de reflote consiste en recibir unos 420 millones de euros en efectivo mediante una aportación realizada o garantizada por Disney mediante un aumento de capital. Además, una parte de los créditos en manos de la sociedad estadounidense Disney, por un monto de 600 millones de euros, se convertirían en títulos de la filial y la casa matriz aplazaría el reembolso de otros créditos.

Para dirigir este rescate financiero, The Walt Disney Company nombró a Tom Wolber presidente y director general de Eurodisney. Este ciudadano alemán, que lleva veinte años trabajando en el grupo en Estado Unidos, es uno de los responsables de que la empresa matriz obtuviera en su ejercicio fiscal 2014 un beneficio neto récord de 7.501 millones de dólares (6.052 millones de euros), un 22,2% más que los 6.136 millones de dólares (4.951 millones de euros) que ganó el año anterior.

Espectaculares datos globales

Los excepcionales beneficios de Disney en el global de sus parques (California, Florida, Tokio y Hong Kong, además de París) explican el aterrizaje de un Wolber que mantiene que han sido «el deterioro del entorno económico y el peso de la deuda los que han impactado contra los ingresos y la liquidez de Disnayland París». Cree también que la recapitalización es «esencial para reforzar la solidez financiera y permitir al grupo seguir invirtiendo en el parque y mejorar la experiencia del visitante».

Eurodisney perdió 103,6 millones de euros en el primer semestre, lo que significó un empeoramiento del 16,4% respecto al mismo periodo del ejercicio precedente. La facturación en esos seis meses cayó un 6,1% a 533,3 millones de euros, en buena medida por el descenso del 6% del número de visitantes -6,3 millones- a sus dos parques temáticos, conocidos en conjunto como Eurodisney pero que se dividen en Disneyland París y Walt Disney Studios.

La delicada situación económica de Eurodisney, el parque temático por excelencia en Europa por su volumen de visitantes, ha servido para sacar a relucir las dificultades financieras que atraviesan este tipo de infraestructuras lúdicas en todo el continente, pero fundamentalente en el Estado español.

En el caso de Legoland, proyecto basado en el juguete Lego originario de Dinamarca, vendió hace diez años sus cuatro parques de atracciones al fondo de capital estadounidense Blackstone por 375 millones de euros, dejando en sus manos el 70% de las acciones. Legoland pasó así a formar parte del grupo Merlin Entertaiment, propietario de parques como Sea Life, Earth Explorer y Dungeons.

El presidente del grupo Lego, Kjeld Kirk Kristiansen, justificó la venta por el declive del mercado juguetero, por la fuerte competencia y por la crisis generalizada.

Al igual que el presidente de Eurodisney, Kristensen evitó hablar de una gestión desastrosa o de reconocer que sus proyectos faraónicos nacieron con pies de barro en momentos de euforias financieras que no tuvieron en cuenta ni la inestabilidad futura del contexto internacional, ni los propios caprichos del sistema financiero, donde los beneficios se contemplan a corto plazo aun tratándose de proyectos megalómanos.

De la misma forma que Eurodisney ha encendido las alarmas en Europa, Port Aventura lo ha hecho en el Estado español. La quiebra de proyectos chapuceros como el Parque Warner madrileño, la Terra Mítica valenciana o la Isla Mágica sevillana, nacidos al albur de los pelotazos inmobiliarios -en los dos primeros, también como intento de restar protagonismo a Port Aventura por estar en Catalunya-, no sorprendió a nadie.

Ni siquiera Port Aventura

El Estado español es el tercer destino turístico mundial -tras Estados Unidos y el Estado francés-, pero ni siquiera esta sólida base resiste el peso de las corruptelas de la Comunidad Valenciana, Andalucía y Madrid.

Port Aventura parecía otra cosa. De hecho, Walt Disney Company estuvo a punto de situar Eurodisney en Catalunya, con el clima más benigno como reclamo. Sin embargo, optó por París. Pudieron el atractivo turístico mundial de la capital france- sa y el mayor peso político de este Estado frente al español.

Tras esta decisión y pensando en las ventajas del buen tiempo, cinco años después fue abierto el parque temático de Salou, en Tarragona, con la cobertura de los estudios cinematográficos Universal. En lugar de plantearse como un proyecto estatal, soñó con competir con el coloso estadounidense.

Este es el principal motivo por el que Port Aventura, llegado 2014, no termina de encontrar la fórmula para detener su deuda, que a cierre de 2013 se elevaba a 200 millones de euros. Las inyecciones de fondos que ha ido recibiendo de sus socios -con La Caixa a la cabeza- no han sido suficientes para que logre beneficios.

Rust, Alemania

Es el mayor parque de atracciones de Europa con dieciséis montañas rusas y cerca de cien atracciones, y el que más gente atrae tras Eurodisney. Su planteamiento absolutamente realista, dirigido a clientes alemanes y del centro de Europa, le está garantizando la rentabilidad.

Kaatsheuvel, Países Bajos

Es el tercero más visitado de Europa, uno de los más antiguos del mundo -funciona desde 1952- y de los más desconocidos fuera de la región. Su temática se centra en los cuentos de hadas y funciona bien tanto por su control del gasto como por su derroche imaginativo.