Ramón SOLA
DONOSTIA

El antiguo sueño del millón de votos soberanistas está ahí, pero con matices

Hace unos años, en el ámbito abertzale se puso de moda la máxima de que superar el millón de votos por el derecho a decidir sería irreversible. Este domingo se ha rozado, pero ¿sigue siendo así?

Ramón Sola.
Ramón Sola.

La lucha por instituciones de la importancia del Gobierno navarro o la pugna entre PNV y EH Bildu han centrado tanto la atención este domingo que quizás los árboles impidan ver el bosque. Así, una de las conclusiones más desapercibidas de la jornada es que jamás hubo una diferencia tan amplia entre las fuerzas partidarias del derecho a decidir y las estatalistas. La brecha es tal que el primer bloque duplica ya con creces al segundo. Los tiempos en que existía un equilibrio casi exacto entre ambas posiciones han quedado muy atrás, e incluso Nafarroa ha dejado de ser un factor corrector en favor del españolismo para reforzar la mayoría soberanista vasca.

Tras el periodo de Lizarra-Garazi, en los primeros años de este siglo cobró realce una cifra, planteada casi como mágica por los partidarios de la entonces llamada autodeterminación y ahora derecho a decidir. Se teorizó que superar el millón de votos decantaría casi irreversiblemente la balanza del país. Hoy, en 2015, aquel viejo sueño está a punto de hacerse realidad. Pero ha ocurrido de modo tan silencioso (el asunto no entró en la agenda de la campaña) y a la vez tan rodeado de incertidumbres (el futuro no está escrito) que ni siquiera ha sido percibido.

En cualquier caso, los números están ahí para quien quiera verlos. A falta del cierre del escrutinio en Nafarroa, entre PNV, EH Bildu, Geroa Bai, Irabazi, I-E y Podemos, fuerzas todas ellas partidarias del derecho a decidir, suman 936.240 sufragios. El añadido del creciente voto abertzale en Ipar Euskal Herria supondría ya rozar el listón de las siete cifras con la punta de los dedos. Frente a ello, los partidos de obediencia estatal (PSOE, PP, UPN, UPyD y Ciudadanos) se quedan en 434.544, menos de la mitad. Es algo nunca visto.

Pero tras las cifras llegan los matices y las preguntas. Para empezar, ¿qué PNV genera esta resultado? Antes de los comicios ya era evidente el desinterés jeltzale por poner en primer plano e impulsar esta demanda, que parece querer reciclar ya como banderín de enganche para la campaña de las autonómicas de Gasteiz del año que viene. Y se suma ahora la complicación de que buena parte de los 30.000 votos ganados por PNV y Geroa Bai de 2011 a esta parte pueden haberle sido prestados por anteriores votantes de PSOE y PP o abstencionistas, con la intención de frenar a EH Bildu, en una versión menor de aquel «préstamo» de la izquierda abertzale a Juan José Ibarretxe en 2001 para impedir a Jaime Mayor Oreja llegar a lehendakari, que dejó a EH en un suelo de 143.000 votos y disparó a PNV-EA hasta 604.000. No son votos soberanistas de origen, por tanto; otra cosa será el destino que les dé el PNV.

En una campaña muy centrada en otro tipo de cuestiones, como la gestión municipal, EH Bildu no ha logrado arrancar al PNV ningún compromiso por el derecho a decidir. Lo intentó planteando respetar la lista soberanista más votada, pero no tuvo respuesta alguna desde Sabin Etxea.

Más preguntas. Podemos no deja dudas de su apoyo al derecho a decidir, pero también matiza que ni lo considera una prioridad ni lo desarrollaría luego en clave independentista. La posición que tome el partido de Pablo Iglesias en Catalunya en los próximos meses dará la respuesta a esta pregunta también en Euskal Herria.

¿Y en Nafarroa? ¿Se activará en favor del derecho a decidir la nueva mayoría surgida de las urnas del domingo? ¿Hasta qué punto? También lo iremos viendo, o intuyendo, pronto.

De hecho, el domingo 21 de junio es una fecha a la vuelta de la esquina que interpela a todas estas fuerzas, mediante los actos convocados por Gure Esku Dago en grandes recintos vascos, de San Mamés a la Plaza de Toros de Iruñea. Será apenas una semana después de que se constituyan los ayuntamientos vascos y cuatro días más tarde de la puesta en marcha del nuevo Parlamento navarro. Esa tarde cerca de 150.000 asientos esperarán al casi millón de vascos que depositaron este domingo en la urna un voto alineado con el derecho a decidir. Fuerza social suficiente queda acreditado que existe, la voluntad política todavía está por probarse.

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