
Los Veintiocho, que celebraron cumbres casi semanales ante la avalancha de refugiados, siguen en lo suyo, como quien oye llover. Con la que está cayendo. «Eso que nos ahorramos», dirá con razón más de uno a la vista de la sabida «eficacia» de los Consejos Europeos.
El problema es que estamos ante un síntoma de la ausencia de una política exterior común, indispensable para hacer frente a problemas como la actual ofensiva del ISIS.
Déficit que quedó anteayer en evidencia cuando Erdogan, reforzado tras su reciente triunfo electoral y sobre el que la UE no tiene ascendiente alguno tras años de desprecio a su intento de acercamiento a Bruselas, hirió de muerte el intento de consensuar un frente europeo (con Rusia) y mundial contra el ISIS.
«Peccata minuta», que diría Valls, quien, aprovechando los atentados, afeaba ayer a Merkel su política exigiendo que la UE deje de acoger a refugiados. Vivir para ver.

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