Ramón SOLA
DONOSTIA

Madrid, señalado en Donostia como enemigo de la democracia directa

Expertos y activistas por la democracia directa se reúnen estos días en Donostia en un Foro Global. La apertura señaló directamente al Estado español por impedir consultas, sobre todo por boca del representante barcelonés que citó lo ocurrido en la propia Donostia. El catedrático Juanjo Álvarez matizó que la responsabilidad no se limita al Estado.

Expertos teóricos, representantes institucionales y algunos activistas cruzan ideas sobre la democracia directa estos días en Donostia. Tras la recepción inaugural del miércoles, en la que diversos colectivos incidieron en la hipocresía del Ayuntamiento por presentar la ciudad como «capital de la democracia», en el inicio ayer de los debates sobresalió la contundente denuncia del Comisionado de Participación de Barcelona, Fernando Pindado, a los vetos españoles a las consultas.

Tras citar la prohibición de una votación convocada este domingo en Tossa de Mar (Girona) sobre un puerto deportivo y aludir a los impedimentos para que la ciudadanía de Donostia pueda decidir sobre el uso de Ilunbe para corridas de toros, Pindado subrayó que «es estúpido y un atentado contra la democracia local que haya que pedir permiso al Consejo de Ministros» para estas cosas.

En referencia concreta a Ilunbe, se preguntó Pindado si acaso «el Estado español temblará si aquí se prohíben las corridas. ¡Es absurda esta tutela!».

En tono más comedido, el alcalde donostiarra, Eneko Goia, también habló de «inmadurez democrática del Estado español». Bromeó con que «los amigos catalanes» algo tienen que ver en el ataque a la consulta sobre Ilunbe o la anulación del Reglamento de Consultas Ciudadanas (aprobado por unanimidad la pasada legislatura, con gobierno de Bildu), debido a la «temeridad de tratar de decidir» su estatus político, que sitúa a Madrid a la defensiva. Ya en serio, Goia afirmó que «como vasco, defiendo la capacidad de decidir del País Vasco y no entiendo que esto sea implanteable, cuando se ha hecho en Escocia».

El regidor del PNV se situó a sí mismo entre quienes quieren impulsar la democracia directa al asegurar que «visto cómo va el mundo, vamos a contracorriente». Y secundó las palabras del alcalde de la pequeña ciudad italiana de Mira, Alvise Maniero, quien remarcó que los grandes bancos rechazan explícitamente el voto popular y lo tomó como una razón más para impulsarla.

No obstante, el asunto tiene más aristas. Lo puso de manifiesto en la mesa redonda posterior Juanjo Álvarez (UPV), al apuntar que es habitual que la democracia directa se demande desde la oposición y luego se olvide al llegar al Gobierno. Lo ejemplificó en el caso actual de Donostia ante proyectos como el Metro y la incineradora, lo que remite directamente a Goia.

 

Modelos desde los 40.000 vecinos de Mira a los 10 millones de Seúl

Mira es una ciudad de 40.000 habitantes cercana a Venecia en las que las consultas son norma habitual, por ejemplo para decidir si conviene habilitar zonas especiales para que las madres den el pecho a sus bebés (sobra decir que el Estado no las prohíbe). Para fomentar la participación se aplica el criterio de «quorum cero»: al no existir un mínimo necesario, cada vecino interioriza que «si no vota, otros decidirán por él». No obstante, para su alcalde, Alvise Maneiro, todo esto de las urnas es solo la punta de un iceberg que empieza en la escuela, donde existe una campaña municipal específica para promover que los niños de hoy y votantes del mañana sean «ciudadanos activos, responsables y participativos».

Es cierto que estos referendos son más sencillos en lugares de la dimensión de esta ciudad italiana, pero en Donostia se mostraron otros modelos de participación de enormes ciudades. Como Seúl (10 millones de habitantes), cuyo alcalde, Park Won-Soon, explicó a través de un vídeo su sistema de «gobernanza colaborativa», implantado en 2009. Incluye fórmulas como conferencias amplias específicas cuando se detecta un problema en la ciudad: se han celebrado 102. También hay una red de «activistas de autonomía local», que suma ya a 130.000 personas, a las que el alcalde coreano define como «arquitectos de nuestras políticas, gente que ha pasado de escuchar a participar».

Desde Los Ángeles arribó a Donostia la directora municipal de Participación, Grayce Liu. Explicó que tras constatarse el alejamiento entre la población y el Ayuntamiento se optó por implantar unos Consejos de Barrio que les dieran voz. Hoy son ya 96, muy diferentes: los hay de apenas seis miembros y otros llegan a 40. El Ayuntamiento californiano destina 8 millones de dólares al año a financiarlos.

Maria Vassilakov es la teniente alcalde de Viena, capital que cada año suma 45.000 habitantes más. «Es un orgullo que la gente quiera vivir aquí, pero nos obliga también a solucionar nuevos problemas, y eso nos lleva obligadamente a la participación y la democracia directa».R.S.

 

Intervenciones

«No festejemos toda la democracia directa, tenemos que ser muy cuidadosos con ella»

DAVID ALTMAN, Chile

Los participantes ayer en el Foro coincidieron en que la democracia directa no es la panacea, y quien más claro alertó de ello fue David Altman, uruguayo de nacimiento pero profesor en una universidad chilena: «No festejemos toda la democracia directa; a veces lleva a la exclusión, a congelar las desigualdades sociales, el machismo y todos los ‘ismos’ que se quiera».

Consideró que hay ejemplos recientes que lo avalan. A los más conocidos del Brexit y el plebiscito colombiano les sumó el promovido en Hungría sobre las cuotas de inmigración, símbolo todo ello de que «un mundo en que todas las decisiones políticas se tomen desde la democracia directa sería altamente peligroso». Altman prefiere «reforzar la democracia representativa y articular la directa como ventana de oportunidad cuando aquella no funcione».

«Hacen falta unas condiciones previas y que la gente esté preparada»

CINDY HANSON, Canadá

Profesora en la Universidad de Regina (Canadá), Hanson hizo hincapié en que hay varios requisitos previos para que la democracia directa funcione. Uno es que la gente tenga la preparación suficiente para votar con criterio propio, lo que lleva a incidir en la educación. En paralelo se precisa interesarle en la cuestión: «Mucha gente participará solo si va a recibir algo a cambio, aunque solo sea una satisfacción o entender que ella puede cambiar las cosas». Y añadió que igualmente hacen falta métodos que lo faciliten, desde transportes a cuestiones idiomáticas. Puso como ejemplo lo ocurrido en su país con ciertas poblaciones indígenas que sí se interesan por sus temas en reuniones comunitarias, pero luego no se acercan a votar sobre ellos.

«La democracia representativa y la democracia directa son hermanas»

ADRIAN SCHMID, Suiza

Suiza es la referencia internacional más alabada en este campo y sus habitantes han sido definidos como «los perdedores satisfechos» dada la frecuencia de los referendos y la naturalidad con que se aceptan sus resultados. Schmid destacó aquí lo positivo que fue introducir la opción de votar sí a propuestas diferentes alternativas, de modo que si hay varias que superan el 50% luego toque buscar una síntesis o votar de nuevo entre ellas. Destacó que fomenta buscar soluciones frente a los plebiscitos de «Sí» o «No», que varios intervinientes descalificaron por crear vencedores y vencidos.

En cualquier caso, este expolítico abogó por combinar la democracia representativa y la directa: «Son hermanas. Nuestros referendos empiezan en el Parlamento».

«No hay que banalizar la idea del voto, no es una varita mágica para todo»

JUANJO ÁLVAREZ, Euskal Herria

Álvarez previene del momento actual de este debate en nuestro entorno, porque ve «una efervescencia que tiende a entronizar la democracia directa» y a despreciar la representativa, cuando «el voto no es una varita mágica para todo». Percibe además que el discurso va muy por delante de la acción real, porque se habla mucho de participación, «pero pocos políticos creen en eso». Y añadió que conoce pocos lugares «más politizados» que Euskal Herria, pero eso no se traduce en que la ciudadanía vasca destaque por su participación política.

Álvarez abogó por respuestas más profundas, sin banalidades: «Hay que entender la política como el modo humano de gestionar conflictos» y «hay que corresponsabilizar a la ciudadanía».

«El dinero estropea todo el proceso de toma de decisiones en Estados Unidos»

MICHAEL B. SALERNO, Estados Unidos

Autor y profesor en San Francisco, puso el dedo en la llaga sobre déficits democráticos que cree «específicos» de Estados Unidos, como la prevalencia del dinero en las elecciones o «el modo en que seleccionamos a nuestros representantes». La sombra de Donald Trump planeó sobre esta mesa redonda.

Junto a ello, Salerno subrayó la necesidad de «debates significativos sobre temas que son complejos». Denunció que eso no puede sustituirse por «anuncios de televisión» o por «buscar miles de firmas de apoyo». Aseguró que en las recientes presidenciales ha constatado que incluso «nuestros estudiantes de Derecho no eran capaces de entender algunas papeletas. Y pasa en un mundo en que todos creen saber todo y poder decidir de todo».