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Harvey se desplaza por Luisiana tras devastar el sureste de Texas

El alcalde de Houston declaró el toque de queda nocturno, mientras se ordenaba evacuar las inmediaciones de una central química en Crosby por riesgo de explosión y Harvey, más destructor que Katrina, avanzaba en Luisiana tras devastar el sureste de Texas.

Sylvester Turner, alcalde de la localidad texana de Houston, una de las principales afectadas por el huracán Harvey, declaró un toque de queda nocturno que se alargará «hasta que sea necesario», en un intento de proteger a la población ante las fuertes inundaciones y los posibles saqueos. La ciudad también contará con un mayor número de agentes de Policía de otras zonas del país, ya que 24.000 soldados de la Guardia Nacional serán desplegados en el estado para ayudar en las tareas de emergencia y rescate.

Las autoridades de la localidad han abierto refugios adicionales para acoger a los afectados y reducir la presión sobre el centro de convenciones, que aloja ya a unas 10.000 personas.

Horas antes de que Harvey tocara tierra en Luisiana, donde perdió algo de fuerza aunque seguía dejando intensas lluvias, los bomberos de Texas ordenaron la evacuación preventiva de sus 2.300 residentes que se encuentren a menos de 2,5 kilómetros de la central química de la compañía Arkema S.A., en Crosby, el condado de Harris, por riesgo de explosión debido a los graves daños causados por el huracán. La compañía explicó que «aunque no considera que exista un grave peligro inminente, la amenaza de que se registre un incendio o una explosión en la central es real».

La tormenta ha causado la muerte de al menos 24 personas, una cifra que crece y que se espera que aumente a medida que los servicios de emergencia se abren camino entre las aguas. Ayer se halló en un suburbio de Houston una furgoneta inundada con los cadáveres de seis miembros de una familia hispana, entre ellos cuatro niños.

Harvey lleva camino de convertirse en el desastre natural más costoso de la historia de EEUU ya que se calcula que el coste de su impacto en la economía se acercará a al menos 160.000 millones de dólares, una cifra similar al «efecto combinado» de los huracanes Katrina (2005) y Sandy (2012).

Más de 195.000 personas han pedido ayuda económica al Gobierno federal, que ya ha proporcionado más de 35 millones de dólares en asistencia financiera a quienes la han solicitado.