Alberto PRADILLA

Domènech se presenta como alternativa al independentismo

El jueves hay dos alternativas: el president en el exilio, Carles Puigdemont, o el candidato de Catalunya en Comú, Xavier Domènech, que «gobernará para todos». Es el mensaje lanzado por el cabeza de lista de los comunes, arropado ayer por Pablo Iglesias y la plana mayor de Podemos.

Cuando Pablo Iglesias pisa Catalunya tiene por costumbre lanzar alguna sentencia lapidaria que le acompañe durante toda la campaña. A dos días de los comicios la lógica dicta que no se embarrará en acusar al independentismo de «despertar» al fascismo o, como en 2015, apelar al origen andaluz de algunos catalanes para pedir su voto (estrategia adoptada este año por Ciutadans). A pesar de ello, con Iglesias en Catalunya ocurre como con un capítulo de ‘‘Los Simpson’’ en el que todo el mundo espera la frase de Bart; los medios esperamos con el «dí tu frase», confiando en que vuelva a hacerlo. No hubo suerte. La boutade la lanzó Juan Carlos Monedero desde Madrid, cuando aseguró que «el 155 seguramente había que aplicarlo».

Cierre de campaña de Catalunya En Comú Podem en Santa Coloma de Gramanet, antaño «cinturón rojo» de Barcelona, actualmente territorio en disputa que ha fluctuado desde la formación morada hasta el independentismo, pasando por C’s. Arrancó Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, con una retrospectiva de los sucesos de los últimos meses. Básicamente, ni DUI ni 155. El 1-O «salió lo mejor de la sociedad catalana» a pesar de «las cargas arbitrarias ordenadas desde Madrid». La declaración de independencia «hizo mucho daño», al igual que el 155, que supone un «ataque» a las instituciones catalanas. Como alternativa, defendió el «diálogo» y un trabajo «con las fuerzas progresistas», a quienes no citó pero que todo el mundo entendió que se refería a ERC y PSC (con permiso de la CUP).

Un elemento común entre el discurso de Colau y el de Iglesias, la reivindicación del ‘pedigrí’ progresista. «Somos republicanos, no como los que se han hecho hace tres días», proclamó la alcaldesa. «Menos banderas, menos tuits, menos gritos y más hechos», clamó Iglesias, reivindicando los números del Ayuntamiento de Barcelona y pasando de puntillas por el de Madrid, donde Manuela Carmena acaba de destituir a Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía y Hacienda, para acatar los recortes impuestos por el ministro Montoro. Lo mismo daba a «algunos revolucionarios», en referencia a quienes apoyan el proceso independentista (supondremos que se refiere a la CUP), que se preguntaba si «tiene sentido» que alguien que se considere de izquierdas vote al PSC.

Para cerrar, una consideración de calado. «Sin echar al PP de la Moncloa no hay soberanía para Catalunya ni para nadie en el Estado español». Vamos, que la partida se juega en otro lado.

En opinión de Iglesias, la disyuntiva está entre «el procesismo» y «el bloque monárquico». Para Domènech, lo mismo, pero cambiando el último bloque por «el de José María Aznar». Descartó, sin embargo, que estos últimos, liderados por Inés Arrimadas, puedan gobernar. Así que la disyuntiva presentada es independentistas o su nuevo modelo de tripartit con PSC y ERC. A ver qué ocurre en caso de que lo único que tenga sobre la mesa sea abstenerse para permitir un gobierno (independentista o de C’s) o asumir el coste de nuevas elecciones.