
La historia de la bici estática perseguirá al Kuko Ziganda el resto de su carrera. Decía el técnico rojiblanco en la previa del partido que el martes estuvo una hora dale que te dale a los pedales, y que mientras imaginaba el partido de vuelta contra el Olympique. Y siempre con final exitoso.
Pero eso de que basta con desear algo para lograrlo es mentira. Uno de los requisitos para superar una eliminatoria europea, el principal, es jugar al fútbol mejor que el rival. Por eso será el Olympique de Marsella el que estará mañana en el bombo de cuartos.
Los franceses han sido muy superiores durante la mayoría de los 180 minutos de la eliminatoria. El 5-2 global no deja lugar a la duda.
Los apelativos a la épica para remontar el 3-1 de la ida consiguieron que San Mamés presentará un inmejorable aspecto en los prolegómenos, excepción hecha de unos ultras franceses que han logrado colar unas cuantas bengalas y que han dejado a dos guardas de seguridad heridos.
Si el pase a la siguiente ronda ya se antojaba complicado, Payet elevaba la pendiente con el 0-1 desde el punto de penalti en el minuto 38. La pena máxima llegaba precedida por una buena jugada visitante, hasta plantarse en el área de Herrerín. Se necesitaban tres goles para la prórroga.
La puntilla la puso Ocampos en el 52, con un remate cruzado tras jugadas individual. El pescado estaba vendido, y buena parte de la parroquia local enfiló hacia la salida. Los chistes agrios sobre pinchazos, caídas y otros juegos de palabras con la ya célebre bici no se hicieron esperar.
Los que se quedaron pudieron presenciar el gol de la honrilla, anotado por Iñaki Williams, antes de decir adiós no solo a la Europa League, sino también, salvo sorpresa mayúscula, a esta temporada. Ficha técnica

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