El herido de gravedad en los incidentes de 2011 en Bilbo en la previa del Athletic-PSG ha declarado en la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Bizkaia.

En el banquillo de los acusados se han sentado tres aficionados del PSG, después de que el día anterior otros cinco lograsen un acuerdo con la Fiscalía, que ha rebajado su petición de penas para ellos tras reconocer éstos su participación en los altercados -el tribunal les ha permitido ausentarse del resto del juicio con la condición de renunciar a su derecho a la última palabra-.

Durante la sesión, el herido más grave en los disturbios se ha mostrado «absolutamente seguro» de la autoría de la agresión de la que fue objeto y ha reconocido a dos de los acusados sentados en el banquillo, L.R. y P.E.L, como los autores.

La Fiscalía reclama seis años de prisión para uno de ellos, cinco para otro y tres para el tercero, así como 14 meses de multa con una cuota diaria de 12 euros diarios. Los dos primeros, además, también están acusados por la acusación particular que representa al herido de mayor gravedad, que reclama sendas penas de prisión de 16 y 13 años, y pide una indemnización por responsabilidad civil de 304.000 euros.

La sesión de este jueves se ha dedicado a las declaraciones de varios ciudadanos que presenciaron los altercados y de agentes de la Ertzaintza. Entre las personas que han prestado testimonio ante el tribunal, se encontraba el joven aficionado del Athletic que resultó herido de gravedad cuando se encontraba, según ha indicado, en la calle Doctor Areilza vestido con una camiseta de su equipo.

La víctima ha explicado que despertó en la UCI del hospital -donde ingresó con traumatismo cranoencefálico entre otras lesiones- sin recordar el episodio, si bien tras someterse a tratamiento en una clínica con especialistas médicos logró posteriormente recordar los hechos, así como a estas dos personas, a las que ha reconocido como dos de los acusados sentados en la sala de vistas.

El seguidor del Athletic ha relatado que, tras la agresión, tuvo que ser operado para reconstruirle la mandíbula y de una lesión del hombro y, como consecuencia de las lesiones neurológicas que sufrió, ha perdido totalmente el olfato y sufre problemas para «apreciar sabores».

Según ha indicado, continúa en tratamiento en psiquiatría y psicología, así como por epilepsia provocada por «el traumatismo» que sufrió, y padece fatiga crónica.

Según ha explicado, laboralmente, le ha sido concedida la incapacidad total permanente para ejercer su profesión habitual, la de analista de sistemas informáticos, por la que percibe una pensión de «algo menos de la mitad» de sus ingresos anteriores.