En su entrevista de ayer, la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, quiso reducir la carga de profundidad que supone al sentencia por la muerte de Iñigo Cabacas, a que «aquel día no se hicieron las cosas correctamente», y tanto ella como después el lehendakari recordaron que el 5 de abril de 2012 no estaban en el Gobierno. Ocurre, sin embargo, que la llegada del PNV al Gobierno no corrigió ninguna de las actuaciones policiales tendentes a obstaculizar la instrucción del caso, como la evidencia de que no todos los ertzainas que dispararon lo admitieran, y que antes de declarar ante la juez se reunieran con mandos de la Ertzaintza y abogados del Gobierno, como reconoció la agente 7422. A los acusados se les permite mentir en el juicio, pero es que el tribunal asegura en su sentencia que también los agentes que declararon como testigos lo hicieron con «cierto espíritu corporativo que les resta credibilidad de manera evidente».
Y todo esto ocurrió bajo el mandato de Beltrán de Heredia, que fue también quien nombró jefe de la Ertzaintza a Jorge Aldekoa, a quien su Gobierno protegió tratando de negar incluso (Josu Erkoreka, 26-11-2013) que tuvieran «responsabilidad directa en el operativo policial de aquel día». Para cuando lo ascendieron, en el Departamento ya debían de tener conocimiento interno suficiente de su actuación no solo «aquel día», sino en todos los posteriores. Y que mantuvo hasta en el juicio, cuando Jone Goirizelaia le preguntó si compartía el reconocimiento de su director, Gervasio Gabirondo, de que la decisión de cargar no estuvo bien tomada, viendo las consecuencias, y respondió: «ni comparto ni no comparto, no estaba allí».

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