Iker Bizkarguenaga

Fallece el laudioarra Isidro Murga, que pagó ocho años de cárcel por impulsar «Egin»

Una breve pero fulminante enfermedad ha acabado con la vida del laudioarra Isidro Murga, incansable activista por los derechos de Euskal Herria y especialmente por «Egin» y GARA. Ello le llevó a prisión por el sumario 18/98.

Isidro Murga, tras su excarcelación hace cuatro años. (Jon URBE | FOKU)
Isidro Murga, tras su excarcelación hace cuatro años. (Jon URBE | FOKU)

Esta madrugada ha fallecido el laudioarra Isidro Murga –ha indicado EH Bildu de Laudio–, conocido especialmente por su decidido impulso a ‘‘Egin’’, que le costó la cárcel en los últimos años de su vida (acabó de cumplir condena, ocho años en total, en 2015). Hasta el final ha mantenido su actividad; de hecho, fue promotor de la charla ofrecida el pasado 9 de abril en Laudio para hacer frente al expolio a GARA, aunque por su ya muy delicado estado de salud no pudo estar presente.

Isidro Murga era una persona muy implicada en su pueblo, una persona querida y respetada más allá de afinidades políticas, que después del primer sobresalto de 1998 vio cómo su vida y la de otro medio centenar de ciudadanos y ciudadanas vascas volvía a ponerse en cuarentena a causa de un juicio que fue en sí mismo un castigo. Aquellos 16 meses fueron muy duros, una auténtica penitencia dirigido por la magistrada Ángela Murillo, que puso la puntilla al disparate con una condena colectiva con sabor a venganza. Y sin embargo, no hubo un día en la Casa de Campo en el que Isidro escondiera esa sonrisa y esa fortaleza de ánimo que contagiaba a todo aquel que le rodeaba.

Tampoco le quebró la cárcel. En enero de 2016, en víspera de las manifestaciones por los presos políticos que se iban a celebrar en Bilbo y Baiona, Isidro compartió entrevista en GARA con los también represaliados Gari Mujika, Sergio García Errazkin y Oihana Garmendia. Ahí explicaba que en prisión «he tenido la suerte de estar con gente muy joven y puedo decir que he aprendido mucho». «Como en la cárcel hay mucho tiempo, hemos debatido sobre si es peor ser encarcelado siendo joven o mayor. Hay argumentos para lo uno y para lo otro: a un joven le parten la vida por la mitad, a los mayores nos toca cuando podíamos empezar a disfrutar de la vida; ¡yo me he jubilado en prisión! No sé que es peor. El problema más grave es otro, el de los presos y presas enfermas, sean jóvenes o mayores. Yo, afortunadamente, no he tenido problemas», apuntaba entonces.


Los encausados en el 18/98, las personas que protagonizaron a su pesar uno de los casos más escandalosos de la Justicia española, acabaron conformando una gran familia, y probablemente uno de los momentos más emotivos para este laudioarra fue el que se vivió en febrero del año pasado, cuando reunió en su localidad a todo el grupo. Poco antes había quedado libre Joxean Etxeberria, el último rehén de aquella operación de Estado. Muchos de ellos volvieron a reunirse hace un par de meses, y mostraron una pancarta solidaria con GARA.

Con María Jauregi y Peru del Hoyo

Justo en esas mismas fechas, en febrero, Isidro participó en la jornada «Escuchar para la convivencia» organizada por el Foro Social en el Palacio Miramar de Donostia. «No estoy aquí para hacer un alarde victimista, sino porque merece la pena intentar hacer el esfuerzo de acortar ese espacio de dos generaciones para cerrar heridas», manifestaba entonces. Entre los contertulios, escuchándole atentamente, se hallaban María Jauregi, hija de Juan Mari Jauregi, muerto por ETA, y Peru del Hoyo, hijo de Kepa del Hoyo, fallecido en prisión.   

Dos meses más tarde, Isidro ha fallecido, y con él se ha ido una de esas personas que Bertolt Brecht consideraba imprescindibles, porque luchan toda la vida. Junto a su hermano Patxo y Pablo Gorostiaga había hecho de Laudio un lugar especial para todos los amantes de la libertad de expresión, un faro y un lugar desde donde preparar nuevas escaramuzas contra la carcundia, el fascismo y la intolerancia. Seguro que allí donde esté ahora, sigue en primera línea, batallando.