Las dos mujeres eran víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual. Han sido expulsadas del territorio francés, a pesar de estar protegidas por una medida de alejamiento, y de que nunca han pasado por el Estado español.
La asociación de solidaridad y ayuda a los migrantes Cimade ha denunciado que se trata de una «expulsión forzada ilegal y arbitraria, que deja a las mujeres en una situación muy peligrosa», que se trata una «grave vulneración de su derecho de asilo, así como de su derecho a la protección como víctimas de la trata de personas».
Fueron reconocidas como víctimas tras en desmantelamiento de un edificio ocupado a en Saint-Médard-en-Jalles, cerca de Burdeos, el pasado 11 de julio, y fueron encerradas en el centro de retención de Hendaia.
Intento de expulsión a Nigeria
La prefectura de Gironde quería expulsarlas a Nigeria, pero acompañadas por las asociaciones de ayuda a migrantes y refugiados, entre los que se encuentra la Cimade, recibieron el reconocimiento de víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, y el juez de libertades y de la detención de Baiona estableció su liberación para que pudiesen hacer valer su derecho a la protección prevista por la ley.
Contrariamente a lo decidido por el juez, a su salida del centro de retención fueron llevadas a Irun. De hecho, el juez había establecido que había habido una irregularidad en el encierro de las mujeres en el establecimiento de Hendaia.
Denuncia
A la denuncia de la Cimade se han unido Médicos del Mundo y el Comité de Estudio e Información de la Droga y las Adicciones (CEID). Las tres entidades han condenado «las prácticas ilegales aplicadas en las fronteras internas del espacio Schengen». Y piden a las autoridades del Estado francés que hagan todo lo posible para que «estas dos mujeres puedan volver al territorio francés, que sean protegidas, que puedan acceder a un permiso de residencia y a alojamiento».
La Cimade ofrece ayuda a las personas encerradas en el Centro de Retención de Hendaia, y ha denunciado repetidamente tanto las condiciones que sufren las personas encerradas como las prácticas ilegales.