Dabid Lazkanoiturburu

Moscú recibe a los líderes de los dos bandos en guerra en Libia

En una nueva muestra del peso creciente de Rusia en la arena internacional, y concretamente en Oriente Medio, el presidente ruso, Vladimir Putin, recibe hoy en Moscú a los líderes de las dos principales facciones en guerra en Libia para que firmen el acuerdo de alto el fuego al que se comprometieron el pasado fin de semana.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, recibe al mariscal libio Jalifa Haftar. (AFP)
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, recibe al mariscal libio Jalifa Haftar. (AFP)

Los respectivos líderes de las dos grandes facciones en guerra en el Estado fallido de Libia han llegado a Moscú convocados por Rusia y Turquía para intentar apuntalar una frágil tregua.

El jefe del Gobierno reconocido por la ONU (GNA), Fayed al Serraj y el líder del Ejército Nacional Libio, mariscal Kalifa Haftar, se comprometieron el fin de semana a respetar el alto el fuego propuesto días antes por los presidentes ruso, Vladimir Putin, y turco, Recep Tayip Erdogan.

Putin es el maestro de ceremonias de una reunión cuyo objetivo es que firmen un acuerdo formal de alto el fuego. Y es que ambos bandos se acusaron ayer mutuamente de violarlo.

En la cumbre estarán asimismo presentes los ministros rusos y turcos  de Exteriores y de Defensa, Mevlut Cavusoglu y Hulusi Akar.

Pese a que lo niega una y otra vez, Moscú apoya a Haftar con armas, financiación y con un batallón de mercenarios de la compañía Wagner. Ankara apoya por su parte a Serraj y a su Gobierno de Trípoli, donde ha comenzado estos días a desplegar soldados.

Moscú, que no ha confirmado si los dos rivales libios se encontrarán cara a cara, evidencia con esta iniciativa su renovado peso en la escena internacional, y concretamente en Oriente Medio, incluido el norte de África.

Por su parte, Ankara se revela igualmente como un actor que actúa por su cuenta, al margen de estructuras en las que participa como la OTAN, y reclama sin disimulo su papel en las regiones que en su día estuvieron sometidas al imperio otomano.

Como ocurre en Siria, los intereses y la entente personal que conforman Putin y Erdogan les permite erigirse en una suerte de pareja de gendarmes del conflicto en Libia pese a que –o precisamente porque– patrocinan a los dos campos en liza.

Y se imponen, frente a la impotencia de Occidente y la falta de pulso de la UE, como mediadores imprescindibles en los principales conflictos que asolan la región.

Y eso que Europa es la primera interesada en que Libia no se convierta en una «segunda Siria», lo que provocaría un flujo de refugiados a sus costas similar al que tuvo lugar en 2015 y rompió todas las costuras éticas y humanitarias de la Unión.

En un gesto de deferencia, Putin ha llamado hoy al presidente francés, Emmanuel Macron.

Por su parte, y en un intento de asomar la cabeza, un portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, ha anunciado que la conferencia internacional sobre Libia en Berlín podría tener lugar el próximo domingo.