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Colectivos de ciclistas vascos presentan su plan para una movilidad con máximas garantías

Entienden que la bicicleta propone soluciones a muchos de lo problemas generados por la crisis sanitaria del Covid-19 y proponen una serie de medidas que van desde implementar vías en zonas urbanas a incentivos ficales.

Una joven viaja en su bicicleta por Gasteiz. (Raúl BOGAJO/FOKU)
Una joven viaja en su bicicleta por Gasteiz. (Raúl BOGAJO/FOKU)

Los colectivos de ciclistas urbanas/os de Euskal Herria Biziz Bizi, Kalapie, Bizikleteroak, Gurpil Artea y Balazta solicitan a las distintas administraciones que destinen urgentemente esfuerzos y partidas presupuestarias para poner en marcha las medidas necesarias que posibiliten a la ciudadanía una estancia y una movilidad con las máximas garantías de seguridad sanitaria y vial con las que hacer frente al Covid-19.

Estos colectivos han adaptado y ampliado con consideraciones particulares el texto de la Red de Ciudades por la Bicicleta presentado recientemente para describir la situación actual de la movilidad ciclista con relación a la pandemia del coronavirus y proponer algunas medidas concretas, con el objetivo de poder valorar su viabilidad.

Según su análisis «la crisis sanitaria del coronavirus está obligando a realizar cambios drásticos y de carácter urgente en la movilidad urbana y metropolitana, con reducciones en el número de desplazamientos y con nuevos criterios de distanciamiento físico para garantizar la salud» lo que, a su entender, implica un nuevo paradigma a considerar en la gestión de movilidad en los próximos meses y años. «Estos cambios se están ejecutando en el resto de países y ciudades, muchos de ellas muy cercanas, como por ejemplo, Francia, donde se está ejecutando un plan integral y de urgencia para posicionar la bicicleta como vehículo principal del país para combatir la Covid-19».

Mantiene el distanciamiento físico

A su entender, la bicicleta es un medio individual que permite mantener el distanciamiento físico, lo que «permitirá un retorno a la actividad de la forma más ordenada y aislada posible». A su vez, mantienen que diversos estudios científicos han demostrado que la pandemia afecta con una mayor gravedad en los territorios con un aire más contaminado, «por lo que parece sensato recomendar evitar a toda costa recuperar las tasas previas de uso del vehículo privado motorizado».

Desde el punto de vista económico y ecológico, el transporte público es una opción que se ha visto amenazada por la necesidad de garantizar las distancias de seguridad interpersonal, por lo que desde estos colectivos ciclistas apunta a la bicicleta como la mejor opción, junto a los viajes a pie, para los viajes cercanos.

Sin embargo, entienden que el miedo a circular por la calzada es un obstáculo para parte de la ciudadanía, por lo que «creemos que es imprescindible implementar vías seguras para atraer al mayor número de personas a la utilización de este modo de transporte y que así el transporte público pueda quedar disponible para quienes realmente no tienen otra alternativa».

Respecto a los peatones, «las aceras inferiores a 2,5 metros no garantizan el distanciamiento recomendado entre personas. Es por ello que vemos necesario un análisis del reparto del espacio público, para ampliar y ensanchar temporalmente aceras para los peatones».

Ante esta situación, afirman que urge trabajar para garantizar tanto «las estancias y acumulación de grupos de personas en la vía pública (esperas en el exterior de comercios y paradas de transporte público, así como ante el paso de cebra de los semáforos)» como «la movilidad de la ciudadanía de forma segura, tanto en el transporte público como de forma activa (andando o en bicicleta)».

En este informe afirman que la bicicleta se ha mostrado como el modo de transporte más eficiente para evitar contagiarse del Covid-19, que genera salud física y emocional, que posibilita una menor ocupación del transporte público y que la ciclo-logística se ha demostrado como la más eficiente y eficaz en este estado de alarma.

Medidas en varios campos

Es por ello que proponen la puesta en marcha una serie de medidas. Sobre las vías ciclistas apuntan  la conveniencia de reducir la velocidad máxima en áreas urbanas a 30 kilómetros por hora, implementar vías ciclistas en zonas urbanas e interurbanas, convertir los carriles bici bidireccionales en unidireccionales y extremar la vigilancia en las vías ciclistas para que se respeten.

En cuanto a los semáforos, proponen modificar los intervalos o incluso desactivar algunos para devolver la prioridad a peatones y ciclistas y desactivar los semáforos con pulsador o ponerlos en ámbar, ya que los botones son una vía de transmisión del virus.

Otra apuesta fuerte es la de ampliar el espacio a peatones y ciclistas, principalmente en aquellas calles cuyas aceras y/o vías ciclistas no permitan mantener las distancias de seguridad y tengan polos de atracción como comercios, entidades bancarias o paradas de transporte público.

También quieren que se mantengan activos los servicios de bicicleta pública, desinfectándolos con frecuencia y obligando a usuarios a utilizar guantes y/o recomendando lavarse las manos al llegar a destino.

Asimismo, ponen entre sus prioridades aumentar la disponibilidad de aparcamientos para bicicletas y ceder los itinerantes utilizados en grandes acontecimientos a las empresas de plantillas grandes.

Estos colectivos solicitan un impulso económico al sector que consistiría en solicitar al Gobierno español la reapertura de todos los talleres de venta y arreglo de bicicletas, incentivos económicos para la utilización y adquisición de bicicletas e incentivos fiscales para todas las personas que se desplacen en bici a sus lugares de trabajo y a todas las empresas que adapten sus lugares de trabajo.

Según este extenso documento, algunas de estas medidas solo pueden ser prácticas y efectivas en caso de que se ejecuten en un periodo muy corto, por lo que urgen a todas las instituciones a trabajar con prontitud.