Dabid Lazkanoiturburu

El líder turco Erdogan asegura que la guerra en Nagorno Karabaj «no ha terminado»

A la Turquía neotomana de Recep Tayip Erdogan no le basta la victoria de su aliado, Azerbaiyán, en la última guerra de Nagorno Karabaj. El presidente turco quiere amarrar su presa geopolítica y, en cuanto pueda, apuntalarla.

 Los presidentes azerí, Aliev, y turco presiden el desfile militar. (Murat CETINMUHURDAR/AFP)
Los presidentes azerí, Aliev, y turco presiden el desfile militar. (Murat CETINMUHURDAR/AFP)

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha asegurado en su visita oficial a Baku que la lucha contra Armenia no ha terminado pese a la victoria de Azerbaiyán, auspiciada por Ankara, en el último conflicto en torno al enclave de Nagorno Karabaj.

«El hecho de que Azerbaiyán haya recuperado zonas ocupadas no significa que la lucha haya terminado. La lucha en los planos político y militar va a seguir en otros frentes», ha proclamado hoy jueves en un discurso tras un gran desfile militar para festejar esa victoria en la capital azerí, retransmitido por televisión.
 
Erdogan ha sido invitado a la parada militar en reconocimiento a la importancia de la ayuda militar turca, con material bélico de última generación, asesores militares y mercenarios sirios, en la victoria de Azerbaiyán sobre su histórico enemigo, la primera desde que el conflicto estalló en los estertores de la Unión Soviética.

Armisticio o rendición

El Ejército azerí ha hecho desfilar por las calles de Bakú ingenios militares y armas arrebatadas a las milicias armenias durante la última guerra, que duró seis semanas y acabó con un armisticio que ocultaba la rendición por parte del gobierno de Nagorno Karabaj.

El acuerdo fue impulsado por la mediación de Rusia y supone la recuperación por parte de Bakú de territorios azeríes arrebatados por las milicias armenias para establecer zonas de seguridad en torno a la capital karabají, Stepanekert, y al corredor de Lachin, que comunica el enclave con su «madre patria», Armenia.

El enclave histórico de Nagorno Karabaj, cuyo status no está definido, sigue existiendo, pero reducido y debilitado. Soldados de interposición rusos se han desplegado en la zona, de mayoría armenia pero que estaba integrada en Azerbaiyán como territorio autónomo en la era soviética.

El desplome de la URSS abrió la caja de Pandora de conflictos territoriales y étnicos soterrados y, en el caso del Cáucaso Sur, provocó una crisis que comenzó con pogromos contra los armenios en ciudades azeríes y derivó en una guerra en la que Armenia hizo morder el polvo a Azerbaiyán y le arrebató el enclave de Nagorno Karabaj y los distritos azeríes adyacentes.

La ayuda de la Federación Rusa y la combatividad de las milicias armenias fueron determinantes para su victoria y para mantener el status quo.

Este dio señales de que comenzaba a resquebrajarse en la «Guerra de los Cuatro Días» en 2016, cuando Azerbaiyán recuperó los primeros dos de los siete distritos que ya están en sus manos, y a donde la población azerí expulsada en su día está volviendo.

La ayuda turca comenzó entonces a marcar la diferencia y su implicación este otoño ha sido decisiva. Y no solo en el ámbito exclusivamente militar. Sin el apoyo político de Ankara a Bakú, Moscú habría forzado a Azerbaiyán a cesar en su ofensiva, como había hecho hasta ahora.

«Una Nación, dos Estados»

La Turquía de Erdogan, que ha logrado incrementar su presencia geopolítica en el Cáucaso al compartir con Rusia la supervisión del alto el fuego desde territorio azerí, no se da por satisfecha.

Y no solo, que también, porque históricamente tiene como enemiga hereditaria a Armenia, que le acusa del genocidio de 2015 y con la que no tiene relación diplomática alguna y mantiene las fronteras selladas.

Simbolizada con el lema «Una Nación, dos Estados», la alianza entre Turquía y Azerbaiyán, país turcomano musulmán, aunque chií, comenzó a forjarse sobre las cenizas de la URSS, pero la llegada al poder de Erdogan, defensor de un neotomanismo en clave islámica, reforzó los lazos bilaterales.  

En 2009 el ya presidente turco lanzó un primer aviso al señalar que cualquier solución diplomática al conflicto o reconciliación debería llegar después de la retirada armenia total de Nagorno Karabaj.  

La cooperación turco-azerí fue engrasada con la exportación de hidrocarburos de la potencia energética del Caspio a Europa, pasando por Turquía y sorteando a Rusia.