Pablo GONZÁLEZ (Efe)
Varsovia

La política ultraconservadora del Gobierno polaco sigue alimentando el descontento

El creciente rechazo hacia el Ejecutivo polaco es patente, a causa de un abanico de temas que van desde la gestión de la pandemia a la última sentencia que restringe radicalmente el derecho al aborto. La coalición entre nacionalistas y ultraconservadores sigue levantando polvareda.

Miles de personas han secundado la manifestación esta tarde en Varsovia. (Wojtek RADWANSKI I AFP)
Miles de personas han secundado la manifestación esta tarde en Varsovia. (Wojtek RADWANSKI I AFP)

Miles de personas, desde grupos feministas a empresarios contrarios a las restricciones, se han manifestado este domingo en Varsovia contra el Gobierno polaco, marcando un mes y medio de protestas contra la polémica coalición de nacionalistas y ultraconservadores.

La jornada, que algunos calificaban de ‘huelga general’, ha coincidido significativamente con el 39º aniversario de la imposición en el país de la ley marcial en 1981, el inicio de un período negro por la restricción de libertades, el encarcelamiento de opositores y el uso de la violencia del estado.

En las calles de la capital polaca, pese a temperaturas rondando los cero grados, se han concentrado hasta unas 10.000 personas, según algunas estimaciones, para cargar contra el Gobierno polaco y, concretamente, contra el viceprimer ministro, Jaroslaw Kaczynski, líder del partido mayoritario de la coalición, Ley y Justicia (PiS).

Los manifestantes portaban el símbolo del rayo (signo de la protesta feminista) y banderas arcoíris por los derechos LGTBIQ y de la Unión Europea. Coreaban, además, lemas como ‘¡Que jodan al PiS!’, ‘Nosotros somos Polonia’ y ‘Jaroslaw (Kaczynski), vete de la UE, Nosotros nos quedamos’.

Mariusz, un empresario que protestaba por las restricciones, ha explicado a Efe que se había unido a la manifestación para «recuperar la libertad». «No podemos permitir que las empresas caigan, que la gente pierda su trabajo. Nuestra libertad ha sido limitada. No lo vamos a permitir, vamos a luchar», ha afirmado.

Los manifestantes han tratado de marchar hasta la residencia de Kaczynski, pero han sido bloqueados por la Policía, que ha desplegado en el centro de Varsovia un importante dispositivo, lo que en ocasiones ha provocado brotes puntuales de violencia. Poco después se han dispersado, aunque la Policía ha detenido a algunas personas –sin dar información concreta al respecto–, entre acusaciones de los asistentes por la supuesta infiltración de agentes secretos en la marcha y uso ilegítimo de la fuerza.

Aborto, pandemia y justicia

Los manifestantes han mostrado el creciente descontento en Polonia con el Ejecutivo por un abanico de temas que van desde la gestión de la pandemia a la última sentencia que restringe radicalmente el derecho al aborto. También había críticos con el Gobierno por las crecientes interferencias gubernamentales en la independencia de la justicia y los medios en el país, algo por lo que Bruselas llegó a abrir un proceso a Varsovia por erosionar los fundamentos de la UE.

El desencadenante de las protestas, catalizador del malestar de parte de la sociedad polaca con el gobierno ultraconservador, fue la sentencia del Tribunal Constitucional del 22 de octubre que restringía considerablemente el derecho al aborto en uno de los países europeos con una legislación más restrictiva al respecto. El fallo consideraba inconstitucional la interrupción del embarazo por malformación del feto, el caso en el que se basan el 96% de los abortos que se practican anualmente en Polonia.

La consolidación de esta protesta ha atraído a otros sectores descontentos con el Ejecutivo, como los colectivos LGTBIQ, crecientemente discriminados en el país con apoyo del gobierno, o los empresarios.

Curiosamente, el Gobierno polaco no ha sido capaz de rentabilizar a nivel interno los resultados de la cumbre de líderes de la UE de este jueves y viernes, donde Varsovia tuvo un papel fundamental en dos asuntos. Ello pese a que los vendió como un éxito. Por un lado, desbloqueó los presupuestos comunitarios 2021-2027 y el plan de recuperación poscovid; y por otro lado, Varsovia acabó suscribiendo el plan comunitario para recortar las emisiones contaminantes en un 55 % para 2030 que en un inicio rechazaba.