Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Confirman los seis primeros casos de cepa británica en Euskal Herria

Lakua dio cuenta el 31 de diciembre de seis infecciones con la cepa británica. Reino Unido responsabiliza a esta variante del descontrol de la epidemia en las islas, que ayer se anotó el record de casos, pero el repunte se explica también por otros factores.

La CAV reportó el día 31 de diciembre la detección de seis casos de coronavirus provocado por la «cepa británica», a la que se atribuye una mayor transmisibilidad. La nota no aclara por qué se realizó una prueba específica a esas seis personas, ya que las pruebas PCR que se hacen de forma ordinaria no son capaces de discriminar la variante. Es probable que la cepa haya llegado de Reino Unido directamente, aunque no es descartable que haya recalado en Euskal Herria por otro itinerario. Antes del hallazgo en la CAV, ya había sido localizada en otra veintena de pacientes en el Estado y en varios países europeos.

La cepa británica (identificada como VUI 202112/01) parece tener una ventaja competitiva con respecto al resto de variantes del coronavirus y de ahí que en Reino Unido se haya convertido en la más común. Se investiga (de hecho la nota de Lakua ya lo da por hecho) que tenga una mayor transmisibilidad, que podría ser de hasta un 70% más.

El Gobierno británico atribuye a esta cepa el descontrol de la pandemia en el último mes, que les ha colocado en una posición más complicada a nivel hospitalario que la que vivieron en lo peor de la primera ola. Ayer, Reino Unido (66,65 millones de habitantes) notificó 55.892 contagios, frente a los 18.047 casos reconocidos en el Estado español (46,94 millones).

No obstante, hay otros factores que pueden haber influido en el empeoramiento de la situación en las islas, como el efecto rebote del desconfinamiento del 2 de diciembre, tras un mes encerrados, así como una climatología favorable a la expansión del virus.

Actualmente, en Reino Unido se han impuesto unas restricciones mucho mayores que las que existen hoy en Euskal Herria. Si realmente la cepa se convierte en hegemónica también aquí y se confirma que esto multiplica los contagios, empujará a un mayor nivel de restricción. Sin embargo, esto mismo puede suceder sin la mediación de dicha cepa, debido a los efectos de la relajación de las medidas (particularmente en navidades) y la llegada de los meses más propensos a la transmisión de enfermedades respiratorias.

Misma eficacia contra la cepa

La presencia de la cepa británica en Euskal Herria coincide, además, con la llegada de las primeras vacunas. La mutación de la VUI 202112/01 se encuentra en la proteína S, que es a su vez la llave que utiliza el virus para infectar células humanas y la diana hacia la que apuntan las vacunas para generar inmunidad.

Siendo esto así, parece lógico temer que la variante pudiera afectar a la eficacia del remedio contra la epidemia, haciendo estas vacunas inservibles o menos útiles. Afortunadamente, este es un miedo infundado. Un manifiesto consensuado por las asociaciones científicas estatales de Pediatría, Vacunología, Virología e Inmunología difundido esta semana aborda cómo afectan este tipo de mutaciones y el mensaje resulta tranquilizador.

Dicho documento (que NAIZ publicó ayer en su integridad) expone que no bastaría una única mutación en la proteína S para invalidar las vacunas. Y recuerda que contagios de otros coronavirus preexistentes han servido para generar una «inmunidad cruzada» en buena parte de la población, pese a tener proteínas S distintas.

Según explican, harían falta múltiples variaciones en la proteína S para afectar a la eficacia de las vacunas que ya se están inyectando y a las que pronto serán aprobadas. Y, aunque realmente llegaran a darse todos esos cambios, esto no invalidaría todo el trabajo que se ha realizado hasta el momento. «En caso de acumularse varias mutaciones en la proteína S, las vacunas podrían ver reducida su efectividad. Si así fuera, existe la posibilidad de reformular los preparados vacunales con la información correspondiente al nuevo virus, del mismo modo que se realiza para la vacuna de la gripe estacional».

Además, este documento valora la posibilidad de que el virus acumule variaciones en la proteína S únicamente como una eventual reacción a un escenario de vacunación masiva. Por de pronto, el virus mantiene una tasa de mutación «no demasiado alta» si se le compara con el de la gripe o el del VIH .

Finalmente, sostienen que las vacunas que hacen diana únicamente en la proteína S son las primeras que han llegado, pero que se están desarrollando ya nuevas generaciones de vacunas que no solo apuntan a esta molécula. «Existen candidatos a vacuna que no confían exclusivamente en la inmunización contra la proteína S, sino que utilizan virus completos, bien inactivados o atenuados, cuyo almacenamiento, transporte, distribución y vía de administración puede favorecer la mayor cobertura vacunal a nivel de la población mundial».