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Nueve de cada diez gitanos de Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián no terminan la ESO

Nueve de cada diez jóvenes gitanos de Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián no terminan los estudios obligatorios, lo que condiciona «sus oportunidades de participación social», según apunta un estudio impulsado por Gaz Kaló, la UPNA y la Mancomunidad de Servicios Sociales de esas localidades.

Presentación del informe sobre los jóvenes gitanos y los estudios obligatorios realizado en Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián. (FEDERACIÓN GAZ KALÓ)
Presentación del informe sobre los jóvenes gitanos y los estudios obligatorios realizado en Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián. (FEDERACIÓN GAZ KALÓ)

La Universidad Pública de Nafarroa ha sido escenario de la presentación de un estudio impulsado por la Federación Gaz Kaló, la propia UPNA y la Mancomunidad de Servicios Sociales de Andosilla, Azagra, Cárcar y San Adrián en el que se recoge el dato de que nueve de cada diez jóvenes gitanos de las citadas localidades no terminan los estudios obligatorios.

El citado informe ha sido elaborado a partir del seguimiento realizado a jóvenes gitanos nacidos en esos municipios entre los años 1993 y 2002. La ‘fotografía’ que ofrece esa investigación muestra «una trayectoria educativa que comenzaba a resentirse ya desde Primaria, precisando de adaptaciones curriculares, apoyos, refuerzos o medidas similares», según ha destacado el autor del estudio, Javier Arza, del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la UPNA.

Sin embargo, en esa misma etapa educativa también se observaban «algunos resultados esperanzadores», como que el absentismo no era generalizado o que la satisfacción con la vida escolar era buena en general.

Además, los datos de relación con el entorno comunitario eran muy positivos, ya que casi nueve de cada diez participaban en actividades extraescolares, la mayor parte de ellas de la Red del Buen Trato a la infancia y adolescencia de la zona.

Sin embargo, el acceso a la Educación Secundaria Obligatoria suponía «un empeoramiento generalizado en todos los ámbitos», de tal manera que «prácticamente nueve de cada diez jóvenes gitanos de la zona no lograron acabar los estudios obligatorios», desvela el estudio.

Una «dramática realidad» que condiciona «notablemente las oportunidades de participación social de estos jóvenes» y que, se apunta, «es preciso que sea reconducida por el sistema educativo con las cohortes posteriores de niños, niñas y adolescentes».

En este sentido, se destaca que en los últimos años se está desarrollando en la zona una interesante experiencia de promoción escolar, tanto en los centros de Primaria como en los institutos.

Se apunta que el trabajo en red entre centros educativos, servicios sociales y asociaciones gitanas, así como la implicación de las propias familias, resulta «imprescindible para que esta enorme brecha de desigualdad desaparezca. Sin el compromiso y la constancia de todas las partes, afrontar este reto será imposible».

De esta manera se podrá compensar «la ‘pesada mochila’ de desigualdad con la que el alumnado de familias desfavorecidas accede al sistema educativo».