Maite Ubiria

Otra «rentrée» con la sonrisa escondida tras una máscara y la mochila cargada de dudas

El miércoles volvieron los profesores y hoy será el turno del alumnado. La «rentrée» escolar llega en Ipar Euskal Herria de la mano de un protocolo sanitario retocado, los nervios habituales y las dudas añadidas que impone la pandemia.

Profesora y alumnos del colegio Piarres Larzabal, de Ziburu, en el primer día del curso escolar 2020-2021. (Guillaume FAUVEAU)
Profesora y alumnos del colegio Piarres Larzabal, de Ziburu, en el primer día del curso escolar 2020-2021. (Guillaume FAUVEAU)

Los escolares del norte de Euskal Herria regresan hoy, 2 de setiembre, a las aulas en una «rentrée», la segunda de la pandemia, en la que volverán a saludar a sus amigos con la sonrisa escondida tras una máscara, guardarán la preceptiva distancia en las clases, interaccionarán en la burbuja formada con los alumnos de su mismo curso y deberán perseverar en la buena higiene de manos.

Ayer fue la primera jornada de trabajo para los profesores a los que, por si no tuvieran ya pocas tareas, el ministro francés de Educación les propuso ejercer de «embajadores de la vacunación».

El polémico Michel Blanquer no se privó de enmarañar los datos a unas horas de la vuelta a las aulas.

Para engordar las cifras de vacunación recurrió a los datos de un sondeo en vez de apoyarse en las estadísticas oficiales de Santé Publique.

Una actitud que no ayuda a generar confianza pero que sobre todo no está justificada, ya que las cifras que aportan las autoridades sanitarias galas hablan de un elevado nivel de vacunación entre el profesorado.

Se estima que hay un 73% de profesores primovacunados, una cifra por encima de la media de la población hexagonal (71,2%).

Ipar Euskal Hernia arroja, al tiempo, una alta cifra de vacunación en la franja de 12-17 años (alumnado de colegio y liceo). A 25 de agosto, un 74,4% de los jóvenes en esa franja de edad habían recibido al menos un pinchazo en el departamento de Pirineos Atlánticos.

En la demarcación administrativa que incluye a Ipar Euskal Herria y Biarno, un 81,4% de la población en general había recibido al menos una dosis de vacuna a 30 de agosto.

Lidiar con la normativa

La alta transmisión que se achaca a la variante Delta ha mitigado el optimismo inicial sobre los efectos que una alta tasa de vacunación tendría a la hora de garantizar la «vuelta a la normalidad» en las aulas.

La presencialidad es un imperativo, por motivos académicos y de socialización para los alumnos, y una necesidad para las familias, ya que a esta «rentrée» se llega en plena operación de desmontaje del dispositivo de teletrabajo.

El nuevo protocolo escolar mantiene, y los progenitores cruzan los dedos, la previsión de cierre de aulas durante siete días con un solo caso para los alumnos y alumnas de primaria.

El Ministerio de Educación ha tratado de edulcorar en sus últimas comunicaciones ese anuncio intempestivo de «expulsión de alumnos no vacunados» que hizo, en julio pasado, el ministro Blanquer.

Con otras palabras, se mantiene le regla de que los chavales que sean contacto estrecho y no estén vacunados «sigan las clases desde casa» mientras sus compañeros vacunados seguirán con las clases presenciales.

¿Sin piscina ni salida al museo?

No se exigirá el pase sanitario en la escuela, pero desde finales de setiembre los alumnos que no dispongan del mismo no podrán acudir probablemente a actividades extraescolares que incluyan visitas a instalaciones que pidan ese certificado. ¿Se quedará una parte del alumnado sin piscina ni salida a museos?

Otro dispositivo susceptible de provocar tensiones, y que obligará a mejorar el diálogo y la mediación.

Según los expertos, la vacunación no puede ser una medida aislada, y hay que testar más veces en los centros escolares si se quiere que la presencialidad sea la norma.

París ya anunció el reparto de test en el último trimestre del curso pasado. La realidad es que la medida tuvo un impacto muy desigual.

Tampoco parece la mejor idea que desde octubre las pruebas diagnósticas de covid-19 pasen a ser de pago, salvo si se cuenta con receta médica.

¿Tendrán un seguimiento errático otros anuncios-estrella?

Blanquer prometió generalizar las operaciones de vacunación en los propios centros escolares.

De momento, en la parte vasca del Departamento de Pirineos Atlánticos no hay noticias sobre dónde y cuando se empezará a aplicar ese dispositivo.

A unas horas del arranque de curso, la institución de Pau confirmaba, eso sí, la adquisición de detectores de CO2 para garantizar que haya «al menos un aparato por cada colegio», siguiendo el mínimo marcado por Educación. Burdeos, por su parte, anunció días antes la compra de un centenar de esos instrumentos para distribuirlos en los liceos de la región que incluye a Euskal Herria.

Finalmente, el Departamento también publicitaba in extremis su intención de «contactar» a los colegios para organizar una distribución de una dotación de máscaras. Se debería repartir un lote gratuito de 50 máscaras en este arranque de curso y dos más a lo largo del primer trimestre.