Amaia Ereñaga
Erredaktorea, kulturan espezializatua

Ion Gabella, aquellos hijos punks del Gasteiz del 3 de marzo

Fijar en el recuerdo al actor Ion Gabella (Gasteiz, 1968-Zumaia, 2002) y, a través de él, realizar el retrato de una generación underground y punk como la que surgió Gasteiz en los años 80-90. Ese es el punto de partida de ‘Ion. Pasión y rebeldía’, el documental dirigido por Eloi Beato.

Ion Gabella, protagonista de un largometraje documental en su recuerdo. (Jon HERNAEZ/FOKU)
Ion Gabella, protagonista de un largometraje documental en su recuerdo. (Jon HERNAEZ/FOKU)

El actor Ion Gabella murió joven, a los 35 años, en un accidente de moto en Zumaia, el 29 de julio de 2002. En el recuerdo siempre seguirá joven, con cara de chico malo y una sonrisa como de esconder algo: alguna juerga, alguna ‘movida’, algún ‘bolo’.

Casi dos décadas después de su muerte, y tras cuatro años de preparación, que se han visto interrumpidos por la pandemia, el documental sobre su vida, sus amigos –sus muchos amigos– y aquel Gasteiz tan efervescente y vivo que Gabella vivió se ha estrenado casi por sorpresa dentro de la Semana de Cine de Santander (SICS). El estreno fue anoche, en la Filmoteca de Cantabrica.

Posiblemente a él le hubiera hecho gracia: ¿Hay oportunidad de estrenar? Pues, adelante. Para dentro de algunos meses esperan estrenar en Gasteiz y, de ahí, a seguir camino.

Ion Gabella es el protagonista de ‘Ion. Pasión y rebeldía’, un documental coproducido por la productora de Torrelavega Estudio Clementine y la productora de Gasteiz Imago Producciones. El impulsor de la idea es Patxi Gabella, hermano de Ion, propietario de Estudio Clementine, y quien firma también la fotografía.

Con guion de Yolanda Blázquez, Israel Marcos y Eloi Beato, el actor alavés empezó colaborando y, al poco, y a propuesta de Patxi Gabella, se encargó de la dirección de este homenaje a un amigo que, de alguna manera, se puede leer como un ejercicio de memoria sobre nuestro pasado reciente.  

Con cresta y memoria

Ion Gabella, Gorka Aginagalde y Eloi Beato eran los componentes de Sobradun, un grupo teatral inclasificable que comenzó su andadura en 1994 con ‘Herminio y Miguelito’, la adaptación a la escena del cómic de Mauro Entrialgo. Humor negro, crítica social, surrealismo... hijos de su tiempo y de su entorno, se movían en una ciudad como Gasteiz, cuyo casco viejo bullía, tanto por su escena musical –con grupos como Hertzainak Cicatriz, La Polla...– como por el mundo del cómic –con aquel ‘Tmeo’ que leíamos con fruición–, además de lo que se movía en la escena teatral y en el cine, aquel germen del que salió el cine vasco actual.

«El documental tiene mucha coña, tiene ideología, tiene carga social y tiene humor», explica Eloi Beato. Incluye escenas de los trabajos de Ion Gabella –participó en una treintena de películas y series, en pequeños papeles–, así como entre 32 y 34 entrevistas de aquellos que le conocieron, trabajaron con él y fueron sus amigos.

La lista es larguísima, con cineastas como Juanma Baja Ulloa (el primer trabajo en el cine de Gabella fue ‘Akixo’, el corto rodado en 1988 que fue el que dio fama al alavés para rodar luego ‘Alas de mariposa’), Enrique Urbizu (‘Todo por la pasta’), Alex de la Iglesia (‘Acción mutante’, ‘La Comunidad’) o Daniel Calparsoro (‘Salto al vacío’, ‘Pasajes’), músicos como Gari (Hertzainak)...

Así se va dibujando la figura de un joven y de una generación. ¿Eran entonces los hijos punks de los obreros del 3 de marzo? «Sí, totalmente. El 3 de marzo yo, por ejemplo, estuve en la iglesia durante el desalojo. Tenía 15 años. Aparezco contándolo, también Karra Elejalde y Patxi Bisquert. Y además metemos imágenes de las cargas. El 3 de marzo no lo olvidamos porque esa masacre es la punta de lanza donde aparece después toda la Gasteiz de los años 80. Es el inicio de todo, que hace que en Gasteiz pase lo que pasó y que, de repente, surja un movimiento muy fuerte cultural y autónomo, con ese punto medio anarco y más libertario».

Era el Gasteiz del Euskadi tropikal o del Araba Saudita, una ciudad pequeña llena de jóvenes. «Nosotros teníamos 14-15 años cuando pasó el 3 de marzo y, cuando teníamos 19, todo el mundo iba con la cresta y el pelo para arriba», agrega Eloi Beato.