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La enorme matanza de delfines reabre el debate sobre el «grind» en las islas Feroe

Las islas Feroe están acostumbradas a chocar con el mundo entero con su «grind», una tradicional masacre con cuchillos de cetáceos acorralados en una bahía. Pero una enorme matanza de más de 1.400 delfines a manos de pescadores hace tambalear esta polémica tradición ancestral.

El «grind» o «grindadrap» es una tradición ancestral de las Islas Feroe. (Andrija ILIC / AFP)
El «grind» o «grindadrap» es una tradición ancestral de las Islas Feroe. (Andrija ILIC / AFP)

El Gobierno de las islas Feroe, un archipiélago autónomo bajo administración danesa en el mar del Norte, ha anunciado por primera vez que evaluará la caza de delfines de flancos blancos, una cuestionada tradición ancestral del lugar.

«Nosotros éramos 500 personas en la playa. Yo nunca había visto algo similar, es la captura más grande en las Feroe», ha declarado a AFP Jens Mortan Rasmussen, uno de los cazadores-pescadores. «Esta vez las críticas son un poco diferentes –reconoce Rasmussen–. Los exportadores reciben llamadas furiosas de sus clientes y la industria del salmón se ha movilizado contra la caza del delfín».

El «grind» o «grindadrap» consiste en cercar un banco de cetáceos con barcos para acorralarlos en la orilla. Generalmente se hace con calderones, también conocidos como ballena piloto, y raramente son delfines.

Los cetáceos quedan a merced de pescadores que entran al agua y los matan con cuchillos.

Esta pesca tradicional practicada en verano alcanza unas 600 capturas cada año, pero la magnitud de la matanza de este año sorprendió al archipiélago de 50.000 habitantes, que en su mayoría apoyan la práctica.

El pasado domingo, en el fiordo de Skala, una pequeña comunidad de 750 habitantes al pie de los acantilados del Esturoy, el enorme tamaño del banco de cetáceos ralentizó el proceso de matanza, que tomó «mucho más tiempo que un grind normal», según Rasmussen.
«Cuando los delfines llegan hasta la playa es difícil devolverlos al mar, ellos tienen la tendencia de venir a encallarse en la playa», explica.

Bajo la atenta mirada de los niños, habituados a la escena, quedaron entre el agua roja de sangre 1.428 delfines de flancos blancos, una especie que puede llegar a medir casi tres metros.

«Ataque contra la naturaleza»

Las fotos de los delfines muertos alineados a la orilla generaron numerosas críticas y han llevado al Gobierno a anunciar una evaluación de la regulación para capturar esta especie.

«Aunque estas cacerías son consideradas sostenibles, vamos a examinar detenidamente las cacerías de delfines y el papel que deben desempeñar en la sociedad feroesa», declaró el primer ministro, Bárdur á Steig Nielsen.

Para el francés Vincent Kelner, autor de un documental sobre el «grind», «si ellos decidieran parar de matar estos delfines, sería un gran paso en la reflexión sobre esta práctica».

Pero para los habitantes de las Feroe, esta caza tradicional es similar a un matadero a cielo abierto, no muy diferente de las millones de muertes de animales en el mundo, según el realizador de «El sabor de la ballena».

Lo que ha ocurrido esta vez «les tocó el orgullo porque cuestiona el profesionalismo con el que querían actuar», destaca.

Los feoreses recuerdan a menudo la abundancia de cetáceos en sus aguas (más de 100.000 o 200.000 por habitante) y el significado histórico de esta práctica: sin esta carne venida del mar, su pueblo habría desaparecido.

Actualmente, el argumento de la subsistencia no se utiliza a pesar de que el producto de la caza aún se destina exclusivamente al consumo.

La ONG ecologista Sea Sheperd, opuesta a la caza de cetáceos, defiende que es tiempo de terminar con este «espantoso ataque contra la naturaleza», incluso porque esta carne contiene niveles peligrosos de mercurio.

Según la organización, muchos participantes no cuentan con el permiso necesario, creado por las autoridades para controlar la práctica.

Para el periodista feroés Hallur av Rana, aunque la mayoría de los habitantes defiende el «grind», el 53% se opone a la caza específicamente de delfines.

Las islas Feroe abandonaron la caza de ballenas en 1986.