Pello Guerra

Los vecinos del norte de Iruñea, desbordados por una crecida histórica del río Arga

Jornada de locos la que se está viviendo en el norte de Iruñerria a causa de la crecida histórica del río Arga. Calles cortadas, coches buscando un lugar a salvo donde aparcar, y vecinos que no pueden acceder a sus hogares, mientras el caudal no para de subir y no deja de llover.

Los vecinos del norte de Iruñea se están viendo desbordados ante una crecída histórica del río Arga. Hacía veinte años que no se vivía una situación parecida, que se ha convertido en una pesadilla para más de un habitante de la zona,

De madrugada, Policía Municipal de Iruñea ya había avisado para que se retiraran los vehículos de zonas inundables, pero durante la mañana la situación ha ido a peor.

Antes de las 8.00 de la mañana todavía se podía circular en coche por algunos tramos de la calle Río Arga más próximos a Oblatas, pero posteriormente, todo ha quedado inundado.

Los coches se han ido agolpando en el paseo Anelier, convertido en improvisado aparcamiento para atender una demanda creciente de zonas donde estacionar vehículos, mientras los vecinos intentaban sellar los garajes más próximos al río.


Pero según pasaban los minutos, todo se ha ido complicando, con numerosos agentes de Policía Municipal intentando canalizar un tráfico que desde la Txantrea no podía acceder al centro de la ciudad.

La calle Joaquín Beunza no ha tardado en quedar inundada con establecimientos anegados, donde incluso era posible ver algunos peces removiéndose angustiados.

Hacia las 10.00 de la mañana, vecinos de esa calle y de la de río Arga ya no podían acceder a sus viviendas, mientras el espacio donde se instalan las barracas sanfermineras en el parque de la Runa estaba totalmente inundado, con el agua saltando por encima de los muertes destinados a encauzar un río imposible de dominar. La mota levantada en su día en el lugar para evitar una situación así se ha visto totalmente superada.


Hileras de coches se iban agolpando por la avenida de Marcelo Zelaieta intentando acceder a Cuatrovientos, por donde todavía era posible llegar a Oblatas para seguir rumbo a Donibane o Alde Zaharra de Iruñea.

En las inmediaciones del puente de ese cruce de caminos se iban agolpando los curiosos en busca de una instantánea o un vídeo que recogiera el momento histórico que se estaba viviendo. Paraguas que emulaban un setero se congregaban también en los aledaños del puente del Plazaola, donde el agua golpeaba con fuerza, acercándose cada vez más a la barandilla.

No faltaban los gritos de personas que advertían a los más temerarios, que se saltaban las cintas de la Policía Municipal para cruzar el puente de Santa Engracia o los que tenían no miedo de acercarse desde el sur al puente de Curtidores para contemplar un Arga embravecido.

A escasa distancia, el agua entraba por las ventanas de Club de Remo, según comentaba una mujer nerviosa a través del móvil.

Mientras, la zona norte del barrio iba a acogiendo los coches que se iban retirando de la calle Otsagi tras un nuevo aviso desde Policía Municipal. Maniobras prohibidas en otro momento se realizaban para alcanzar una zona de escape, esquivando a peatones más pendientes de la crecida, que iba escalando posiciones desde Curtidores.

Las próximas horas prometen ser complicadas, ya que el cielo, inmisericorde, sigue descargando sobre Iruñea, con el río Arga dispuesto a seguir batiendo récords.