Iker Fidalgo
Crítico de arte

Crear, cuidar y alimentar el tejido

Puede que suene a eslogan, a filosofía barata o a brindis al sol, pero una de las motivaciones más nobles por las que podemos emprender un camino es sin duda dejar un mundo mejor que el que nos encontramos. Esto que parece tan grandilocuente es algo en lo que en mayor o menor medida podemos trabajar día a día, desde nuestro espacio propio. Es obvio que hay muros irrompibles, bloques que no dependen de nuestro buen hacer o de la motivación, pero no habrá derrota mientras alguien siga manteniendo viva la imaginación. «Piensa globalmente, actúa localmente» es una manida frase utilizada en principio por el movimiento ecologista de los años 70, que luego ha sido recontextualizada en escenarios tan diferentes como el empresarial. Sin embargo, marca una hoja de ruta que de vez en cuando conviene pararse a leer. Solucionar aquellos problemas que afectan a la globalidad de nuestra existencia pensando en nuestros lugares próximos, en nuestra cotidianeidad y, por qué no, desde nuestro propio interior.

Todos los meses de diciembre desde el año 2008, Gasteiz asume un protagonismo destacado en el panorama artístico de nuestro territorio. Desde que en aquel momento una asamblea creada por artistas locales decidiera realizar la primera edición de un encuentro llamado Inmersiones, cada nuevo fin de año ha sido testigo de uno de los proyectos más longevos del entorno local. El cometido es servir como plataforma para la exhibición y apoyo a artistas emergentes que hallan en este espacio un lugar de experimentación y de creación de pensamiento basado en metodologías colectivas y autogestionadas. Por Inmersiones han pasado artistas, comisarias, dibujantes y performers que forman parte de generaciones que van nutriendo el tejido cultural de Euskal Herria. Proponiendo como evento principal un ecléctico congreso, varias son las actividades que nutren las jornadas que dura cada nueva entrega. Nombres como Isidoro Valcárcel Medina, Joan Fontcuberta, Mery Cuesta o Ana Longoni han sido parte del elenco de Inmersiones que ha sobrevivido incluso a una edición pandémica en el que el evento se desarrolló online.

La fórmula es clara: artistas locales que trabajan para crear espacios de seguridad donde nuevas artistas encuentran lugares de libertad y posibilidades de visibilidad. Y que, según pasa el tiempo, en ocasiones, se reintegran en procesos de la propia asamblea. Un ejemplo claro de una responsabilidad asumida con un tejido que hay que cuidar, mantener y alimentar, pues el futuro de la cultura depende en muchos grados de nuestro propio compromiso con ella.

Los próximos días 16, 17 y 18 de diciembre podremos acudir a la edición de este 2021 que lleva por título ‘Artes adivinatorias’ y que tendrá lugar en la nueva sede que el colectivo ZAS Kultur estrenó el mes pasado y que localizamos en la céntrica Plaza San Antón de la capital alavesa. Para esta ocasión, el comisariado ha sido llevado a cabo por Roc Albalat, Jorge Luis Marzo y Arturo/Fito Rodríguez y contará con el escritor Jorge Carrión y el Colectivo Estampa como invitados. Tras la convocatoria abierta para la participación, el equipo comisarial ha realizado una selección que nutrirá las dos patas principales del programa presencial. Por un lado en el congreso encontraremos nombres como Fausto Grossi, Alberto Lomas, Edurne Herran o Oihane Sánchez y por otro, Alejandra Bueno, Pablo M.Garrido y Javier R. Pérez-Curiel entre otros, realizarán en directo diferentes acciones cercanas a la práctica performática. Las redes sociales han sido también testigos de la propuesta pues se convocó un concurso de predicciones en el que mediante cualquier herramienta visual podía realizarse una predicción sobre el papel de las artistas en el año 2050, siendo Virginia Lekuona el nombre ganador. Cada nuevo año de Inmersiones es un éxito fruto de un trabajo constante plagado de incertidumbres. No hay mejor manera de conmemorarlo que unirnos a su celebración.