Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / redactor de opinión, especializado en economía

Sanciones de quita y pon

El Gobierno de EEUU lanzó su primer paquete de sanciones a la Federación Rusa nada más comenzar la guerra en Ucrania. Sin embargo, detrás de los grandes titulares deja un amplio campo para el comercio con Rusia que sigue ampliando.

Bolsa de Moscú.
Bolsa de Moscú. (NATALIA KOLESNIKOVA | AFP)

Estados Unidos y, en menor medida, otros países han decidido establecer sanciones contra Rusia. Algunas están dirigidas contra personas o entidades concretas, pero las de mayor calado buscaban sacar a la economía rusa del comercio internacional. Una apuesta que, desgraciadamente para todo el mundo, tiene un reverso en forma de pérdidas que, en algunos casos, serán muy importantes.

Sanciones a los bancos

La primera gran medida, además de congelar las reservas del Banco Central de Rusia, lo que en la práctica supone la prohibición de utilizar el dólar en sus transacciones, fue dejar a las entidades rusas fuera del sistema bancario internacional Swift. Esta exclusión les impide operar con otros bancos internacionales. A pesar de ello, la medida tiene varias excepciones.

En primer lugar, no se atrevieron a excluir a todos las entidades rusas. Dios aprieta pero no ahoga. Anteayer excluyeron a dos más, Sberbank PJSC y Alfa Bank, el mayor banco privado, pero Gazprombank, el banco de la principal empresa de gas rusa, Gazprom, continúa operativo.  

La exclusión tampoco fue inmediata. Las sanciones entraron en vigor hace diez días, el 26 de marzo. El Departamento del Tesoro estadounidense dio un plazo de un mes para que las entidades afectadas pudieran prepararse y mitigar los posibles daños que pudieran acarrear esas sanciones.

Pero, además, en el apartado de «general licenses» o excepciones, el Tesoro incluyó una lista de transacciones que se podrían seguir haciendo, entre ellas destacan los pagos por energía, por materias primas para la agricultura y medicinas, y los pagos relacionados con productos médicos para hacer frente a la pandemia. De modo que, a pesar de la retórica bélica, el comercio con productos de los principales rubros de las exportaciones rusas puede continuar.



Y lo que es más importante, el Departamento del Tesoro explica en su página web, en el apartado de preguntas frecuentes, cuál es el procedimiento que los bancos norteamericanos deben seguir para esquivar las sanciones, incluyendo el diagrama que se adjunta en la siguiente página. El truco consiste, básicamente, en que las entidades bancarias no hagan directamente los pagos con el país sancionado, sino que utilicen a algún banco intermediario de un país no sancionado.

El envido del petróleo

La energía estaba entre las excepciones, pero tras reunirse oficialmente con el Gobierno de Venezuela, el presidente de EEUU, Joe Biden, decidió forzar la máquina y prohibir las importaciones de petróleo y gas rusos. Esta medida incluía vetar la realización de nuevos contratos, liquidar los antiguos en un plazo de 45 días y excluir a inversores rusos de proyectos energéticos o participar en inversiones rusas.

Se calcula que el petróleo ruso supone alrededor del 3% de la demanda total estadounidense, con lo que la medida tiene escasos efectos prácticos, pero un carácter eminentemente político al presionar a sus socios y aliados a que sigan por el mismo camino.

Destacan las presiones a India por parte del Departamento de Estado estadounidense, que advertía del «gran riesgo» que corre Nueva Delhi si aumenta significativamente sus compras de petróleo ruso. Algo que, de momento, parece no haber modificado la decisión de India, que está ultimando con Moscú un sistema para agilizar el intercambio de documentos de importación-exportación y el pago en sus respectivas monedas.

De la firmeza de la posición india da cuenta el hecho de que la semana pasada visitaron el país varios ministros de Exteriores, incluidos algunos europeos, pero con el único que se reunió el presidente de India, Narendra Modi, fue con el ruso, Sergei Lavrov.

Tampoco ha servido para modificar la política acordada entre los países de la OPEP+, lo que ha llevado a EEUU a dar salida a parte de sus reservas estratégicas de petróleo para tratar de influir en unos precios disparados.

Una nueva excepción con los fertilizantes

El 24 de marzo, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro de EEUU publicó una nueva licencia general (excepción) que retiraba el comercio con fertilizantes minerales rusos del listado de productos sancionados. Con esta resolución, los abonos químicos quedan incluidos en la lista de productos vitales junto con los productos agrícolas, los medicamentos y los productos médicos.

Según el periódico ruso “Kommersant”, la licencia tiene que ver con el hecho de que las tres mayores compañías de contenedores del mundo –la suiza Mediterranean Shipping Company (MSC), la danesa Maersk y la francesa CMA CGM– han suspendido el transporte con Rusia desde el 1 de marzo. A partir de esa fecha, las entregas de fertilizantes se estaban realizando con embarcaciones más pequeñas de países que no aplican sanciones, pero al parecer no estaban resultando suficientes.

Los operadores del mercado esperan que la licencia general ayude a reestablecer la logística habitual, ya que tanto MSC como Maersk habían señalado que la prohibición de transporte desde la Federación Rusa no se aplicará a los bienes esenciales y humanitarios, entre los que ahora también se incluyen los fertilizantes.

Tanto Europa como EEUU dependen en gran medida de los suministros químicos de la Federación Rusa. Europa recibe de Rusia el 25% de carbamida, el 15% de nitrato de amonio, un tercio de fertilizantes fosfatados y el 35% de potasio. EEUU, por su parte, compra a Moscú el 6% de la potasa, el 20% del fosfato diamónico y el 13% de la urea que consume. Una dependencia notable en un insumo básico para la agricultura industrializada característica de Europa y EEUU. La falta de abonos químicos puede arruinar completamente las próximas cosechas. Una razón que convierte de la noche a la mañana al Sahara Occidental y su enorme reserva de fosfatos en una cuestión estratégica.

Los expertos consultados por “Kommersant” consideran que habrá un cambio en los flujos de productos básicos, ya que los fabricantes que tradicionalmente han abastecido a los mercados asiáticos reemplazarán a Rusia en Europa y EEUU. Consideran que este proceso puede demorarse entre seis y nueve meses, durante los cuales habrá escasez en Europa y EEUU. Al mismo tiempo, no esperan que haya un superávit en Asia, ya que allí se están creando reservas de fertilizantes.

Los analistas de materias primas consideran que el Gobierno estadounidense seguirá revisando las decisiones tomadas anteriormente en la medida en que surjan problemas, poniendo en evidencia que las sanciones tienen muchos efectos perniciosos, pero pocos efectos prácticos cuando se trata de países con un importante peso en el comercio internacional.