Aritz Intxusta
Redactor de actualidad
Interview
Eva Istúriz
Directora del INAI

«A todas nos han metido mano en sanfermines, todas hemos tenido miedo»

Licenciada en Historia y especializada después en igualdad, Eva Istúriz dirige el INAI desde el comienzo de la legislatura. Además, preside la Asociación Profesional de Agentes de Igualdad de Navarra desde 2012. Desde 2008, es técnica de igualdad en Antsoain.

Eva Isturiz, en su despacho en el INAI.
Eva Isturiz, en su despacho en el INAI. (Idoia ZABALETA)

Según los datos del Instituto Navarro para la Igualdad (INAI), el incremento de las denuncias por delitos sexuales se acerca ya al 50% respecto a 2020.

Hay que entender, primero, que  los delitos sexuales son una de las situaciones de violencia contra la mujer que menos se denuncia. No podemos extraer de ahí cuantas mujeres han vivido situaciones de violencia sexual. Pero sí nos preocupa el aumento de las denuncias. 

Entiendo el matiz, ¿cabe deducir que el aumento de las denuncias será similar al aumento de los abusos reales?

Sí, aunque también hay más concienciación y más apoyo a las mujeres víctimas de violencia sexual. Queda mucho por avanzar, pero como sociedad y como Administración hemos cambiado. Casos como el asesinato de Nagore Laffage y la violación de La Manada, han hecho que la sociedad navarra cambie y esté más sensibilizada. Damos mayor credibilidad a las víctimas y no las juzgamos tanto como antes. Por otro lado, la Administración tiene más recursos para atender y prevenir. Esto hace que muchas víctimas sientan que pueden denunciar.

Todas las violencias contra las mujeres son problemas complejos, pues son estructurales, para empezar. No ocurren porque a alguien se le vaya la pinza. Vienen de una situación de desigualdad y discriminación. Son muchos los tipos de violencia contra la mujer. La violencia sexual a veces se da sola y otras, acompañada de otras violencias: como económica o social, por ejemplo. Las agresiones que van solas pueden ser las más habituales en las fiestas y tienen que ver mucho con la cosificación que se hace de nosotras. Damos muchos mensajes contradictorios. Decimos que es un delito, pero la publicidad, los medios, el ámbito cultural, las películas nos cosifican muchísimo. Nos hacen ver a las mujeres no como personas sino como objetos que se pueden utilizar en un momento dado.

«El alcohol, las drogas son facilitadores, pero la causa es el machismo, el patriarcado y las desigualdades» 

Pronto hemos llegado a las fiestas, ¿es el regreso de la vida nocturna tras la pandemia posible causa del aumento?

Las fiestas, cuando hay excesos de consumo, favorecen estos delitos, pero un exceso de consumo nunca es la causa. El alcohol, las drogas son facilitadores, pero la causa es el machismo, el patriarcado y las desigualdades. 

El detonante, entiendo.

Lo que está sucediendo es multifactorial. La pandemia también cambió cosas. Se salió de fiesta de otra manera. Hemos visto peleas y enfrentamientos. Nos tocó vivir una situación que no habíamos vivido como sociedad. Ha habido un altísimo consumo de pornografía durante el covid y parte de esa pornografía es muy machista y muy violenta contra la mujer. Son muchos los factores que interactúan en esta subida de las denuncias. Debemos estar vigilantes en esta «nueva normalidad» de fiestas. Tenemos que volver a las fiestas de otro lugar. Volver a las fiestas no puede implicar volver a que las mujeres vivan situaciones de peligro, sino cambiar cómo vemos las fiestas. Por ahí va a ir la campaña.

¿Puede adelantarnos el lema?

Todavía no, no está presentada. No puedo... pero va por ahí. Volvemos, pero volvemos ¿a qué fiestas? Queremos unas fiestas donde las mujeres sean libres. Los mensajes suelen ir dirigidos a ellas: «Ten cuidado», «No hagas esto»... Muchas veces se pone la responsabilidad en quien es objeto de la agresión, cuando es todo lo contrario. Los responsables son ellos, luego ellos son quienes que cambiar. La idea es que las mujeres queremos volver libres a las fiestas; libres y sin miedo.

¿Y para cuándo esa campaña? A fiestas de algunos barrios de Iruñea no han llegado.

A los barrios no hemos llegado. A veces, eso tienen las administraciones… Pero sí que vamos a llegar a las de los ayuntamientos. En fiestas de Barañain estaremos. El INAI lo que hace es proponer un lema y una imagen. Luego, cada Ayuntamiento se adhiere y decide cómo utilizarla: en los programas, hay quien hace vasos, pañuelos… El INAI sí que busca unificar el mensaje en todo el territorio.

La imagen que sí les ha funcionado es la de la mano roja. 

Es todo un icono. Ha trascendido. Hemos tenido peticiones para utilizar la mano hasta de Brasil. Es un símbolo muy sencillo y rotundo, para decir basta. La mano es una vieja campaña del INAI que se ha consolidado. Durante todo el año es una mano morada, pero de cara a las fiestas pasa a mano roja. 

«Casi el 50% de las víctimas tiene menos de 17 años»

Supongo que es consciente de que, de cara a los sanfermines se ha abierto una polémica sobre qué campaña hacer. El Movimiento Feminista está muy disconforme con el proceder del Ayuntamiento.

No me puedo meter mucho ahí. Es un tema municipal. Lo que sí puedo hacer es reconocer que los sanfermines, con una mesa abierta y con las fórmulas de trabajo, han sido un referente en materia de prevención. Hay protocolos que se sabe que funcionan y que integran al Movimiento Feminista. En ese sentido, la trayectoria ha sido muy positiva. Sobre lo que está pasando ahora no sé más que lo que ha aparecido en los medios de comunicación. Que se rompa la tónica sería, en mi opinión una pena. El mensaje que hay que dar en la violencia contra la mujer, y contra la violencia sexual en particular, ha de ser de tolerancia cero y de unidad. Con los datos que tenemos no podemos bajar la guardia. No solo crece, sino que cada vez las agresiones se producen a edades más bajas. Es gente muy joven. Casi el 50% de las víctimas tienen menos de 17 años.

Pero los sanfermines, sin duda, lo marcarán todo. En Nafarroa es así. Los dos casos que me ha citado, el de Laffage y el de La Manada, se producen en sanfermines. Años distintos, pero misma noche y pocas horas de diferencia. 

Es el primer día, viene muchísima gente… La fiesta se transforma mucho ese día. Pero, por desgracia, esos solo son los casos conocidos. Sabemos que hay más. No quiero caer en el alarmismo, pero hay más violencia sexual de la que nos parece. Del grado menos intenso, ni te cuento. Y ese grado menos intenso es el que habilita después que sucedan crímenes como los que hemos citado.

A todas nos han tocado el culo en sanfermines, a todas nos han metido mano, todas hemos pasado miedo. Eso es una violencia estructural, eso es algo que te impide disfrutar de la fiesta libremente. Es una injusticia y una vulneración de derechos humanos. Esta es una sociedad machista, vivimos en una sociedad machista. Si queremos transitar a una sociedad igualitaria, la fiesta también hay que transformarla.

Ha mencionado la necesidad de unidad en torno a estos aspectos. ¿La proliferación de mensajes de organizaciones políticas con representación institucional que hacen, precisamente, caballo de batalla en el antifeminismo, en la negación de este consenso, hasta qué punto le preocupa?

A mí, muchísimo.

Incluso la necesidad de una campaña fuerte en sanfermines se ha vendido como una acción que va en contra de la propia fiesta. 

Hay gente que no quiere cambios. Hay que aceptar la realidad de que esto no va de sanfermines, que va de cualquier fiesta, tanto las que suceden en espacios públicos como en los espacios privados. Los sanfermines lo que aportan es dimensión al fenómeno y también repercusión pública. Entiendo que haya personas reacias, pero este planteamiento implica pensar que la violencia sexual debe volver al ámbito privado, que no debe denunciarse. Que nos callemos. Quien defiende de verdad la fiesta somos nosotras, porque nos esforzamos y peleamos por unas fiestas mejores.

«Quien defiende de verdad la fiesta somos nosotras, porque nos esforzamos y peleamos por unas fiestas mejores»

Además de ese discurso reacio, que ya hemos oído, me interesa también el discurso que viene, el de la ruptura del consenso con el objetivo de ganar votos y poder político. 

Estamos viendo cosas que no habíamos visto nunca. Hay concentraciones por mujeres asesinadas donde faltan partidos políticos. No participar del rechazo es muy grave. Me preocupa la gente joven que ve eso, que lo está normalizando, y que no ha visto la unidad anterior. Un estudio reciente dice que el 20% de los jóvenes cree que la violencia contra la mujer es un invento del feminismo. La negación absoluta de la violencia contra la mujer, algo que hace muy poco no existía o no se oía, me preocupa, te lo he dicho y lo remarco otra vez, muchísimo. Hay que volver al consenso y aislar al que se escapa de él. Estamos hablando de una realidad reconocida a nivel internacional, hemos firmado el Protocolo de Estambul y no tiene sentido alguno negar esta realidad. La ultraderecha puede estar en las instituciones, pero una persona que no reconoce los derechos humanos de las mujeres, del colectivo LGTBI, de las personas migrantes... no es demócrata. A través de personas como estas es como se reafirman el patriarcado y la desigualdades. Ahora bien, también me preocupa el discurso de que no se hace nada.

¿A qué se refiere?

Yo entiendo que como los cambios son tan lentos, tan difíciles de hacer y que como las administraciones cometemos muchos fallos, porque los cometemos, exista un sector enfadado, que sostiene que no se hace nada. Y es que siguen ocurriendo asesinatos de mujeres y agresiones, pero también hemos de poner en valor los avances que sí conseguimos. Falta mucho, lo sé. Hemos de seguir. Las administraciones y la sociedad civil, trabajando juntas y a través del consenso, podemos llegar a avanzar mucho más en general y en las fiestas en particular. Piensa en las peñas. 

¿En las peñas sanfermineras?

Sí. Me parece un muy buen ejemplo de unas organizaciones con un origen machista –acuérdate de aquellas madrinas que ya desaparecieron– que sin embargo han evolucionado, han cogido el guante y se han volcado en todas las mesas de violencia contra las mujeres. Han cambiado y, a pesar de eso, siguen siendo las peñas. No han perdido nada, sino que ha sucedido al revés, han ganado. Esta transformación ha enriquecido la fiesta, porque la han convertido en algo más feminista e igualitario. Se han esforzado en crear un entorno más seguro para nosotras. Más feminismo nos va a traer, seguro, unas fiestas mejores.