Fue Medea, Electra, Clitemnestra, Helena, Penélope y Anticlea. Mujeres de fuego y nieve que fueron abocadas a la tragedia por capricho y envidia de dioses y humanos. De este imaginario mitológico emergió quien mejor supo entender el papel de las mujeres en un entorno siempre hostil y salvaje, Irene Papas.

Asociada a una pantalla que muchas veces carecía de la luz y el calor que siempre se asocia a Grecia, la profundidad y fiereza de su mirada negra simbolizó un territorio agreste, salpicado de ruinas dóricas diseminadas en pequeñas islas que fueron rodeadas por los mares Jónico y Egeo. Siempre vigilados de cerca por el omnipresente Mediterráneo que una vez albergó a Poseidón.

Papas construyó a partir de esta geografía un espacio propio en el que sus personajes mostraban ese necesario factor humano que pocas veces se encuentran en los textos antiguos. No obstante, el personaje que mejor la representa sea precisamente el de una mujer anónima, que es llamada por los habitantes de creta como 'La viuda'.

Despojada de su nombre, condenada a lucir un luto riguroso y observada con deseo por los hombres y con recelo por las mujeres, su gris existencia es dictadas por el resto, hasta la irrupción de un escritor británico-griego que llegó a su isla buscando inspiración y a un lugareño vitalista que atendía al nombre de Alexis Zorba y que legaría para la posteridad -con la ayuda del músico Mikis Theodorakis y el coreógrafo Giorgos Provias- una danza que hasta entonces no existía y que se instaló para siempre en la cultura griega, el sirtaki.

De la tragedia griegas al exilio

Nacida Chiliomodi -una pequeña aldea de Corinto- en 1926, Irene Papas -cuyo nombre verdadero  era Irini Lelekou- encarnó más de setenta papeles a lo largo de su carrera. Contemporánea de otra gran actriz, cantante y activista como lo fue Melina Mercouri, Papas fue considerada como la heredera de Katina Paxinou, convirtiéndose en una de las grandes actrices trágicas helénicas del siglo XX.

Su salto internacional se produjo en la gran pantalla, gracias a títulos como 'Los cañones de Navarone' (1961), 'Zorba el griego' (1964) y 'Z' 81969), de Costa Gavras.

A estos títulos habría que sumar 'Electra' (1962), dirigida por el firmante de 'Zorba el griego' -Michael Cacoyannis- con el que inició una colaboración que se prolongó en títulos como 'Antígona' (1961), 'Ifigenia' (1977) y 'Las troyanas' (1971), en la que compartió reparto junto a Katharine Hepburn y Vanessa Redgrave.

La actriz expandió los universos de Eurípides y Sófocles con Federico García Lorca, que también sabía mucho del desprecio sentido por los hombres, cuando protagonizó una variante de 'Bodas de sangre' escenificada entre las tribus de Marruecos y dio vida a la Vieja pagana de 'Yerma'.

Cuando los coroneles decretaron su dictadura en 1967, la actriz tuvo que exiliarse debido al rechazo público que hizo del regimen impuesto por los militares. Se trasladó primero a Italia y después a Nueva York y durante su exilio continuó su trabajo como actriz, y colaboró con directores como Franco Zeffirelli, Franco Rossi o Costas Gavras.

Tras la caída de la junta militar en 1974, regresó a Grecia, y en 1995 fue condecorada con la insignia de la Orden del Fénix, que le otorgó el entonces presidente de la República Helénica, Kostís Stefanópulos.

En su faceta como cantante, prestó su voz profunda a diversas composiciones con Mikis Theodorakis, con quien había trabajado en 'Zorba el griego'. Papas también participó en una pieza del álbum '666 (The Apocalypse of John, 13/18)', del grupo griego Aphrodite's Child.

Más adelante, grabaría con Vangelis, miembro fundador de Aphrodite's Child junto a Demis Roussos y Loukas Sideras, los álbumes 'Odes' (1979) y 'Rapsodies' (1985).

El epílogo a su vida y obra se produjo en 2018, cuando anunció que llevaba sufriendo Alzheimer durante cinco años. El telón ha caído este 14 de setiembre a la edad de 96 años.