Imanol Intziarte

«La caza de brujas era una forma de tener a la vez asustada y entretenida a la gente»

José Dueso no cree en brujas, pero ha dedicado buena parte de su carrera a documentar las historias de unas mujeres que durante siglos fueron perseguidas, torturadas y ejecutadas. Ahora resume de forma amena en «La caza de brujas en Euskal Herria» (Txertoa) los principales procesos judiciales.

José Dueso posa con su libro «La caza de brujas en Euskal Herria»
José Dueso posa con su libro «La caza de brujas en Euskal Herria» (Jon URBE | FOKU)

José Dueso (Pasai Donibane, 1956) cuenta con una extensa bibliografía dedicada al mundo de las leyendas, los mitos y la brujería. Es autor de más de medio centenar de obras, y como editor ha compilado en cinco volúmenes las obras completas de temática vasca escritas por Julio Caro Baroja.

De la mano de la editorial Txertoa ve la luz ahora ‘La caza de brujas en Euskal Herria’, un volumen en el que se recogen procesos judiciales desde el año 1279, cuando está documentada la primera noticia de persecución a las brujas, hasta el siglo XIX. Obviamente están los casos más famosos, como el de las brujas de Anboto, Juanis de Bargota, la razzia de Pierre de Lancre en Lapurdi o Zugarramurdi. Pero también otros menos conocidos tienen su espacio en las casi 300 páginas de este libro.

Martin Anso, editor de Txertoa, ha recordado que este sello ha publicado numerosos libros sobre esta temática, teniendo como obra referencial ‘Brujería Vasca’, de Julio Caro Baroja. «Necesitábamos una actualización, y José Dueso mordió ese anzuelo», ha indicado.

El autor ha arrancado explicando que se entiende por caza de brujas «la idea de que las brujas hacían cosas tan terribles, como el satanismo, que había que combatirlas».

Cambio de paradigma

El libro es «una cronología desarrollada» que se prolonga durante casi seis siglos, aunque con un importante cambio de paradigma, ya que «a partir del XVIII y el XIX la persona sobre la que caía la persecución era la persona que acusaba falsamente, que insultaba a otra llamándola ‘bruja’ o ‘sorgina’».

«Hay procesos de los que no se conserva casi nada, como el célebre proceso de Durango. En su día el material fue destruido por el Ayuntamiento, por considerarlo ofensivo. De otros como Lapurdi o Zugarramurdi (principios del XVII) hay información, pero mucha fue también destruida», ha lamentado. Una labor de investigación «durísima», ya que se topa uno ante los ojos con el trato que se daba a las personas acusadas –torturas y ejecuciones–, en su mayoría mujeres mayores y pobres, por hechos como «subir al monte Larun por la noche».

«En el fondo la caza de brujas fue una forma de propaganda, de tener a la vez asustada y entretenida a la gente, de hacerles pasar por el aro de la iglesia, de que siempre hubiera un malo al que culpar», ha relatado José Dueso.