Andoni Lubaki

Tumbas para una batalla, la del Dnieper, aún por comenzar

El estratégico río Dnieper divide el territorio bajo control ruso del que está bajo control ucraniano. Tras la retirada de las tropas rusas de Jerson la euforia inundó las calles de Ucrania. Pero los entendidos se muestran cautos, saben que en esas posiciones Moscú es muy fuerte.

Cada vez hay más tumbas de soldados y más zanjas para su último reposo en el cementerio de Mykolaiv.
Cada vez hay más tumbas de soldados y más zanjas para su último reposo en el cementerio de Mykolaiv. (Andoni LUBAKI)

En el cementerio de Mykolaiv tuvieron que alquilar otra excavadora. La única que tenían fue requisada al inicio de la contienda  para levantar trincheras alrededor de la ciudad. «No sé a dónde se la llevaron, pero algunos amigos me dijeron que la vieron más al norte, donde la cosa todavía no pinta del todo bien», afirma Yarek, el enterrador. En la ciudad hay varios cementerios como este, pero en ninguno se inhuman tantos militares como aquí. Ahora tienen su propio lugar, apartado de la entrada y de las tumbas de los civiles. Nada más entrar se divisan cientos de banderas en esa esquina. Al acercarse también se ven agujeros, muchos.

Un operario, Sergei, abre hoyos profundos sin parar con una excavadora alquilada a una empresa que fue bombardeada hace escasos días. Solo hoy ya ha excavado mas de 50 fosas. Muchos nunca albergarán los cuerpos inertes de los que morirán en el campo de batalla. Solo los identificados como restos de militares ucranianos se entierran con honores. En otras solo queda un número. Algún soldado sin identificar, algún miembro amputado y «posiblemente algún soldado ruso» afirma, mientras se afana en agu- jerear el terreno. «Yo soy un mandado, no solo me dedico a esto. Pero si las autoridades ordenan hacer tantos agujeros es que saben que los llenarán. Es triste saber que cuando empieza la batalla por el este del Dniper estos agujeros se llenarán de soldados, pero así es la guerra», añade Sergei.

Una familia llora abrazada delante de una tumba. Alexander ‘Sasha’ Abramovich murió en la batalla por Jerson, antes de que los rusos se retiraran. La madre no deja de abrazar la cruz con la imagen de su hijo. 23 años tenía. No quieren hacer declaraciones, están rotos .. «Cuando trajeron el cuerpo para enterrarlo hace una semana era casi el último de esa nueva fila. Todo lo demás eran agujeros vacíos. Ahora está casi en la mitad. Pronto no nos quedará sitio en esta parte y tendremos que empezar a coger terreno de los campos de al lado, donde antes cultivaban patata», explica Yarek.

Si bien la propia toma de Jerson ha sido un paseo triunfal para los ucranianos tras la retirada de Moscú, no fue tan triunfal la batalla en la periferia en las semanas anteriores. Nadie da ninguna cifra realista, ni creíble, sobre la cantidad de muertos en las refriegas para el control de la parte oeste del río Dniper. Río que se ha convertido en la verdadera frontera entre rusos y ucranianos. Se sabe que tomar el control de la orilla este del río será si cabe aún más duro; con el Ejercito ruso en posiciones fuertes y con Crimea suministrando ayuda también se espera que será larga. No pueden permitirse ni estratégicamente ni políticamente perder esa zona.

Nadie da ninguna cifra realista, ni creíble, sobre la cantidad de muertos en las refriegas para el control de la parte oeste del río Dniper

Cuando ordenó la retirada, Rusia sabía perfectamente que obligaría a Europa y la OTAN a suministrar más y más ayuda a un ejercito ucraniano que por sí mismo no tiene capacidad de cruzar este «mar en forma de río» (como llaman los locales al río Dnieper). Un río no se cruza solo en barca y con infantería. Hace falta mucha infraestructura para pasar de forma segura blindados y carros de combate. Ucrania actualmente no los tiene. Y Moscú lo sabe.

«No pararemos en nuestro empeño de liberar estas zonas», sostiene dice el alcalde de Mykolaiv, Aleksander Senkevich. Pero sabe que el peligro no ha desaparecido, vive escondiéndose continuamente en su ciudad y no concreta el lugar de la cita hasta el último momento. Viste de militar y muchas veces va armado. «No nos fiemos de los rusos. Nos han demostrado que son muy buenos en crear trampas. Seguimos bajo fuego de artillería y misiles todos los días, incluso cuando ya no están en este lado del Dnieper. Cruzar será difícil, perderemos muchos de nuestros mejores jóvenes, pero no vamos a dejar que el invasor siga entre nosotros. Estamos motivados, aunque no sabemos cuándo ni cómo empezará el asalto a la otra parte. Si sabemos el por qué», afirma.

A última hora de la tarde Yarek explica que ha recibido un aviso de que pueden empezar a excavar en el terreno colindante, donde antes se cultivaba patata. Ahora lo harán con dos excavadoras para ahorrar tiempo. «Solo han dicho que vayamos haciendo agujeros en ese terreno para que no se tenga que excavar en el último momento». Esperan más muertos por una batalla que aún está por empezar.