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Piden la intervención de la ONU en Sri Lanka ante la muerte de 478 elefantes el año pasado

Animalistas han protestado este lunes en Sri Lanka para pedir la intervención de la Organización de Naciones Unidas a la hora de proteger a los elefantes en esta nación isleña, donde, según los activistas, el año pasado fallecieron cerca de 500 paquidermos.

Un elefante domesticado camina por una carretera de Sri Lanka.
Un elefante domesticado camina por una carretera de Sri Lanka. (Ishara S. KODIKARA | AFP)

«El año pasado murieron 478 elefantes salvajes a causa del conflicto entre humanos y elefantes. Este año ya han muerto 17», ha declarado a Efe el activista Palitha Wickramarathne, miembro de la organización Protect Sri Lanka.

Ha explicado que al mismo tiempo unas 150 personas murieron en 2023 como consecuencia de encuentros con paquidermos, ya que éstos se adentran en los poblados en busca de comida ante la destrucción de su hábitat natural.

Los animalistas se han manifestado frente a la sede de la ONU en Colombo, donde han llamado a este organismo internacional a movilizar apoyos y recursos para ayudar al Gobierno local a resolver una crisis que ha ido en aumento en los últimos años.

«Los esfuerzos colaborativos son cruciales para implementar una estrategia de conservación comprensiva, abordando la pérdida y fragmentación del hábitat, mitigando el conflicto entre humanos y la fauna e imponiendo nuevas leyes contra las verjas eléctricas ilegales», subrayan los activistas en una carta dirigida a la ONU.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) indica que los elefantes asiáticos se encuentran amenazados en Sri Lanka, habiéndose reducido su población casi un 65% desde principios del siglo XIX. Según afirmó en su día el Ministerio de Agricultura, en 2022 el número de ejemplares rondaba los 7.000.

Miles fueron fusilados a medida que se expandían los asentamientos humanos, mientras que hoy en día los principales motivos de su muerte son los disparos o la electrocución, al toparse con verjas electrificadas conectadas directamente al tendido para proteger los cultivos, y que son letales no solo para los animales, sino también para las personas.