Iñaki  Iriondo
Cronista político

Indicios de cambio

La alcaldesa de Gasteiz, Maider Etxebarria, y la concejala del PNV Beatriz Artolazabal.
La alcaldesa de Gasteiz, Maider Etxebarria, y la concejala del PNV Beatriz Artolazabal. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Aunque los partidos no lo reconocen siempre abiertamente, antes de empezar a hablar de números en una negociación presupuestaria la primera decisión que se toma es si se quiere llegar a un acuerdo final o no. Lo hacen tanto los grupos del Gobierno como los de la oposición. Si la predisposición es negativa, poco importan las ofertas que se crucen. Si se quiere llegar al acuerdo, es posible que finalmente los caminos no coincidan, pero siempre es más fácil.

EH Bildu ha roto esquemas al afrontar en serio un proceso negociador con quien le arrebató la Alcaldía de Gasteiz tras haber sido Rocío Vitero la más votada. Es un cambio en los modos de hacer política al que todos estábamos acostumbrados. Y también ha habido un cambio en Maider Etxebarria y su partido, porque pudiendo limitarse al juego tradicional, prorrogar las cuentas anteriores y culpar de ello a la oposición, al final ha preferido arriesgar y buscar un acuerdo con el grupo que mas críticas le va a acarrear.

Se hacen lecturas cortoplacistas de por qué EH Bildu ha cerrado acuerdos en instituciones lideradas por el PSE y no con las del PNV. Pero lo que habría que ver también es si PNV y PSE han actuado de igual manera allí donde mandan. Los jeltzales, por ejemplo en la Diputación de Araba, no han hecho ningún esfuerzo de acercamiento, ni siquiera los obligados por la mera educación. Ya habían decidido de antemano no ofrecer a su principal competidor una foto que creen que favorece a EH Bildu. Basta ver las reacciones en los medios cercanos a Sabin Etxea a este pacto en el Ayuntamiento de Gasteiz, al que el grupo de Beatriz Artolazabal ha sido llevado a rastras.

Parece que en Hego Euskal Herria se empiezan a ver indicios de cambio en los viejos y encorsetados esquemas. Ojalá sean los primeros pasos para transformar la cultura de enfrentamiento entre partidos en una de colaboración entre ellos no reñida con la discrepancia política.