
El Gobierno español aprobó el pasado 5 de abril su nueva hoja de ruta en materia de lucha contra el tabaquismo. Cinco meses antes, concretamente el 28 de noviembre de 2023, era el Gobierno galo el que anunciaba nuevas restricciones, que se concretan en la limitación de espacios para fumadores y en el aumento del precio del tabaco.
La cajetilla de cigarrillos pasará de los 11 euros actuales a los 13 que costará en 2026. Desde hace ya varios años, en ese paquete de tabaco universal, de tonos sombríos, no figuran las marcas sino imágenes y mensajes inquietantes sobre los efectos del tabaquismo en la salud.
A partir de este martes, 30 de abril, el Gobierno francés incidirá en otra cuestión, como es la reglamentación que se aplica en la importación de tabaco.
Un comercio que, alimentado por la diferencia de precio a ambos lados de la muga, ha florecido de manera importante en los últimos años en los pasos que conectan ambas orillas del Bidasoa.
Más restricciones, pero también nuevos estancos
Por incoherente que parezca, mientras se endurecen las restricciones a los malos humos, los gobiernos aprueban nuevas concesiones de puntos de venta.
Fue el caso de Nafarroa, que, tras el concurso de licitaciones reglamentado por el Ministerio español de Hacienda, anunció el pasado otoño la apertura de ocho nuevos estancos a sumarse a los ocho ya existentes. De esta forma, se aprobaba la apertura de dos nuevos estancos en Dantxarinea y de tres más en Bera. Urdazubi, Luzaide y Pekotxeta (barrio de Luzaide) ganaban a, su vez, un nuevo estanco.
Tres nuevas licencias se repartieron en Gipuzkoa, dos de ellas en Irun y una tercera en Donostia.
Los expendedores de tabaco de Ipar Euskal Herria denuncian la competencia desleal que implica la diferencia abismal de precios, pero también ese aumento de puntos de venta.
En la orilla sur, la clientela no ya del norte del país, sino la llegada incluso de latitudes bastante más lejanas de la geografía francesa es la que llena las cajas.
Los actuales estancos, por su tamaño y moderno aspecto, se asemejan hoy más a autoservicios que a las viejas expendedurías de tabaco. Y en sus alrededores, los aparcamientos aparecen repletos de vehículos particulares, pero también de autobuses cargados de compradores de tabaco.
Cuatro cartones por persona
Esa clientela deberá tener en cuenta la nueva norma que aplicarán las aduanas francesas desde este último día de abril: cada particular podrá importar a lo sumo cuatro cartones de cigarrillos.
Los servicios estatales franceses eligieron un paso clave, el de Dantxarinea, para la presentación, el pasado 25 de abril, de la reglamentación que regirá a partir de mañana.
En ese acto, con exhibición incluida a cargo de los aduaneros, de la que informó mediabask.eus, tomó parte Thomas Cazenave, ministro de Cuentas Públicas, lo que da cuenta de la doble dimensión, sanitaria pero también económica, que se deriva de los planes relativos al tabaco.
Fue el jefe de Aduanas de Baiona, Sébastien Mugica, el encargado de dar a conocer el mensaje que afectará a los fumadores. «A partir de ahora, por encima de cuatro cartones, consideraremos que se trata de una compra con fines comerciales», aseveró.
Segunda consideración a tener en cuenta. Esos cuatro cartones de tabaco que se pueden adquirir en las ‘ventas’ que proliferan en los pasos de muga, deberán contener tabaco de la misma marca, ya que, se entiende, que la persona fumadora consume siempre el mismo producto.
Más allá de esta cifra y hasta diez cartones, los infractores tendrán que pagar una multa de 250 euros. A partir de diez cartones, la multa engordará con las tasas e impuestos que aplican los servicios fiscales galos a los cigarrillos.
Advirtió el ministro Cazeneve de que los aduaneros se podrán apoyar en toda una serie de indicios para determinar la existencia de contrabando.
Una docena de indicios
La nueva reglamentación evoca hasta una docena de indicios que podrán considerar los aduaneros a la hora de discernir entre el consumo particular y el comercio ilegal de tabaco.
Uno de ellos será el ya citado de que el particular adquiera clases diferentes de tabaco, pero habrá otros criterios como que sobre los cartones figuren nombres o direcciones de destinatarios que no coincidan con el de la persona que ha adquirido el tabaco.
También cuenta la ubicación de esos paquetes dentro del propio vehículo, ya que el intento de disimular el producto en habitáculos poco visibles puede llevar a los agentes de aduanas a concluir que la compra está destinada a fines comerciales.
Dentro de la campaña previa a la puesta en marcha de esta nueva reglamentación, el Servicio de Aduanas de Baiona daba a conocer que, hace ahora un mes, se incautó de 8,5 toneladas de tabaco en solo una semana. Ello en el marco de una operación general, puesta en marcha por orden directa del ministro Cazenave, que permitió la incautación de más de 20 toneladas de tabaco en el conjunto de los puestos fronterizos bajo vigilancia francesa.

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