De recrear a recrearse
SOY NEVENKA
Estado Español, 2024. 112 minutos. Dirección: Icíar Bollaín. Guion: Icíar Bollaín, Isa Campo. Intérpretes: Mireia Oriol, Urko Olazabal, Ricardo Gómez, Carlos Serrano, Lucía Veiga.

‘Soy Nevenka’ pone en su centro y motor el explicar de la forma más clara posible el célebre caso de Nevenka Fernández, cuya historia atestiguamos de primera mano gracias a la excelente miniserie documental de Netflix. «Si consigo contar lo que pasó y me escuchan, me creerán. Y yo ya habré ganado», cuenta la exconcejala a su abogado.
El sentido de recuperar el sumario, desde la incorporación de la joven política a la alcaldía hasta el juicio en el que culminó, pasa por subrayar gracias a la claridad emocional de una ficción –clásica, certera– el calvario que la mujer de Ponferrada vivió antes de hacer público el agravio. ‘Soy Nevenka’ se asienta en lo impepinable de la violencia ejercida por un monstruoso Urko Olazabal y la fragilidad que Mireia Oriol va moldeando, sin deslices pero tampoco brillo excesivo (su retrato de la dignidad-vulnerable resulta algo plano).
«Se ve bien», escribiremos de forma casi exculpatoria. Eso sí, no hay nada en la película de Icíar Bollaín que atesore o complique una historia ya accesible dentro y fuera de la gran pantalla, dramática sobre su propia página de Wikipedia. Incluso ‘Maixabel’ arrojaba luz sobre una reconciliación inexplicable más allá del puro humanismo. Pero ‘Soy Nevenka’ vuelve sobre caminos muy transitados: a pesar del respeto que sostiene insistente hacia la víctima, nos obliga a considerar (de nuevo) qué formas discretas puede tomar la explotación en pantalla. Ojalá ello resulte en un cine más feminista o, por lo menos, más nutrido de ideas.

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