
El Ayuntamiento de Iruñea está ampliando la capacidad del panteón del cementerio de la capital destinado a albergar los restos de las personas ejecutadas en Nafarroa a raíz de la Guerra de 1936 que siguen sin identificar tras haber sido extraídos de diferentes fosas comunes. Las obras se realizan con fondos del Consistorio y del Gobierno navarro y el montante total es de 278.106 euros. La previsión es que el nuevo espacio pueda estrenarse este mismo marzo.
El panteón de los desaparecidos, que se construyó en 2013, tenía capacidad para 60 restos humanos, pero se llenó muy pronto. El problema es que en Nafarroa hay numerosos cuerpos sin identificar y la localización de los familiares resulta muy compleja.
Iruñea era una posición muy segura para el bando fascista y, a su vez, estaba bien comunicada y cerca del frente. Esto provocó que prisioneros fueran trasladados a distintos campos de concentración de la capital, principalmente, al que se había improvisado en el Fuerte de San Cristóbal, en Ezkaba, que funcionaba como penal desde la Revolución de Asturias de 1934.
En consecuencia, buena parte de las personas que acabaron en cunetas no tienen parientes en Nafarroa y, en no pocas ocasiones, sus familiares ni siquiera saben que fueron trasladados a Ezkaba. A esto se suma que, en la fuga fallida del penal, fallecieron más de 200 personas.
En 2019 se celebró un acto de inhumación colectiva de 43 cuerpos sin identificar de distintas fosas, después de la cual el panteón estrenado hace seis años en el cementerio de Iruñea quedó completo.
Con las obras de ampliación, el Ayuntamiento espera que el nuevo panteón no solo dé cabida a los restos de estos desaparecidos, sino que albergue también restos de residentes en Iruñea fusilados por el bando fascista cuyas familias así lo soliciten.
En último término, este espacio también podrá acoger a las víctimas navarras que, habiéndose encontrado sus restos en fosas de otros lugares del Estado, y que, habiendo sido identificados sus cuerpos, no han podido ser entregados a sus familiares o no han podido hacerse cargo de ellos.
ESPACIO RENOVADO
El espacio estará presidido por un monolito rectangular de granito de gran tamaño, similar al existente en el panteón actual, compuesta por dos panteones de 3x3 metros. Con forma de poliedros incrustados en el suelo y acceso desde los laterales, los panteones estarán rematados en granito negro.
La zona tendrá, además, dos bancos, dos olivos y dos atriles colocados de manera simétrica. El pavimento de la plaza está realizado en el mismo granito.
Después de que en 2019 el panteón quedara prácticamente sin espacio, en Nafarroa se han abierto más fosas y, salvo excepciones (como la del gallego Francisco Caneda, el sevillano José Creagh, el almeriense Tomás Noche, o los alaveses Tomás Mardones y Segundo Hache) no ha podido ponerse un nombre a los restos que se han encontrado.
Según indica Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, hay al menos restos de 30 personas desaparecidas a la espera de ser trasladados al memorial del cementerio.
Actualmente, se encuentran en la Sociedad de Ciencias Aranzadi, a cuyos expertos se encomendaron las tareas de exhumación. La mayoría fueron localizadas en las fosas de Berriozar (21), Paternain (10), Elkarte (5), Antsoain (1) y el Cementerio de las Botellas ubicado en las faldas de Ezkaba (2).
BANCO DE ADN
Aranzadi no solo custodia estos restos, sino que toma, además, muestras de su ADN con la esperanza de asignarles un nombre y una historia. Los resultados se guardan en lo que se denomina Banco de ADN. Para que la muestra pueda vincularse a una persona concreta, los familiares de desaparecidos en la Guerra del 1936 deben prestarse a realizarse a otra prueba genética y contrastar una con otra.
Es así como se han podido entregar los restos de los ejemplos antes citados. Pasado tanto tiempo, algunas identificaciones responden a la iniciativa de nietos o sobrinos nietos que han leído informaciones como esta y se han puesto en contacto con el Instituto de la Memoria o la propia Aranzadi para interesarse.
Muy probablemente, a los restos humanos que hoy se almacenan en Aranzadi se sumarán más. Gastón avanza a GARA que a lo largo de 2025 van a prospectar en busca de las fosas comunes de Genevilla, Latasa, Bidaurre, Muniain Gesalatz y Orgi.
El Instituto de la Memoria confía en que algunas de las fosas aparezca, si bien reconoce que cada vez las pistas son más vagas y la información útil para la localización, más escasa que en las anteriores ocasiones.

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