
Tras ocho años alejado de la dirección y después de dirigir películas como ‘La pasión de Cristo’, ‘Apocalypto' o ‘Braveheart’, Mel Gibson dirige su nueva cinta: ‘Amenaza en el aire’, propuesta que evoca el cine de acción clásico, con una duración contenida de 90 minutos, cuyo objetivo es entretener sin florituras ni pretensiones innecesarias. Cine de evasión, directo y efectivo. Una mezcla propulsiva y excitante de acción trepidante y una guerra psicológica, todo ello desarrollado en un pequeño avión que surca las impresionantes vistas del paisaje de Alaska.
Un piloto (Mark Wahlberg) transporta en su avioneta a una teniente general (Michelle Dockery) que custodia a un testigo (Topher Grace) que va a testificar en un juicio contra la mafia. A medida que atraviesan las montañas de Alaska las tensiones se disparan, ya que no todo el mundo a bordo es quien parece ser. Y a 3.000 metros de altura no hay escapatoria posible.
La película transcurre principalmente dentro del avión, en un espacio reducido, y a este respecto Mel Gibson comenta que «había complicaciones, pero tenía el tamaño suficiente para moverme. Felicito a los cámaras, al equipo de iluminación, a todos, y al escenógrafo, porque fue clave. David Meyer lo entendió todo a la perfección y estuve totalmente de acuerdo con él en que debíamos tener un avión compuesto por módulos, que permitieran desmontar las ventanillas y quitar el morro. Teníamos que ser capaces de desmontarlo y volver a montarlo para rodar. La funcionalidad del decorado y la destreza necesaria en un plazo de tiempo muy breve fueron un verdadero milagro del escenógrafo, que domina su trabajo a la perfección».

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