No habrá muchos futbolistas que hayan pasado por la disciplina de Osasuna que puedan decir que han estado todo un cuarto de siglo vistiendo los colores rojillos. Unai García es de los pocos que pueden alardear de ello y, a sus 33 años, abandona el club, aunque con ganas de seguir compitiendo.

«Estoy ilusionado por lo que pueda venir el año que viene, no sé todavía dónde voy a ir, se lo dejo a mi agente, aunque supongo que no tendré mucho dónde elegir. Pero me apetece continuar jugando, me ve con ganas de ello», ha dejado claro durante su despedida, en la que ha estado acompañado del resto de compañeros de vestuario, junta directa y cuerpo técnico del club.

Tras extender su agradecimiento a todo el entorno osasunista y a su círculo más cercano, Unai García ha admitido que «estos días han sido de muchas emociones, he recibido mucho cariño, lo que me dice que algo habré hecho bien, y me han permitido recordar mi carrera de arriba a abajo».

También se ha referido al legado que deja, pues el futbolista de Eskirotz ha ejercido como capitán, especialmente dentro del vestuario. «Resulta fácil en este vestuario, en el que hay muy buen rollo, no te toca coger a nadie por la pechera. Hay gente muy válida en él y espero que no me dejen mal», ha comentado entre risas.

En cuanto a cuáles han sido los mejores y peores momentos de su carrera, ha apuntado que el que mejores sensaciones le generó fue el ascenso de 2016, de la mano de Enrique Martín. «Lo conseguimos siendo sextos y era mi primer año en la primera plantilla. Fue una pasada cómo lo celebró la ciudad», ha reflejado. Y el peor, lógicamente, fue al año siguiente, con un descenso «en el que el club estaba cómo estaba».

«Años maravillosos»

Que haya estado durante un cuarto de siglo bajo el paraguas osasunista es algo que Unai García ha reconocido que «no me lo podía imaginar», pues a lo largo de esa prolongada trayectoria «también he pasado por unos cuantos baches». De hecho, ha asegurado que durante su estancia en categorías inferiores hubo muchos veranos en los que sus padres ya le mentalizaron de que podía no pasar el corte.

«Han sido años maravillosos, en los que quienes en principio eran compañeros de vestuario se han convertido en amigos íntimos, y otros con los que coincidí en la cantera y con los que sigo guardando una gran relación», ha añadido. Y una temporada, la 2016-17, que, aunque fue amarga por el efímero paso por Primera, también resultó especial, por coincidir con su hermano, Imanol, actualmente en el Alcoyano.

Unai García, que no ha ocultado lo mal que lo pasa cada vez que tiene que atender a los medios de comunicación, ha destacado el gran cambio deportivo y estructural que ha habido en el club. En este sentido, ha recordado el agónico duelo de Sabadell –este próximo 7 de junio se cumplen diez años–, frente a la disputa de una final copera y una participación europea. «Osasuna siempre ha estado asociado a la palabra sufrimiento y me gustaría que la gente no perdiera la perspectiva, aunque también desearía que el equipo siga así muchos años. Me deja la conciencia tranquila ver cómo ha cambiado el club en este tiempo», ha apuntado.

Precisamente, este sábado hay un derbi importantísimo en Mendizorroza que puede premiar con la disputa de otro torneo continental. «Ojalá se dé, lo prioritario es sacar los tres puntos y esperar al resto, porque en Primera no es fácil ganar. A ver si nuestro exentrenador nos echa una mano», ha indicado sonriente, en referencia a un Jagoba Arrasate con el que siempre ha mantenido una gran relación el jugador de Eskirotz.